El maratón de fútbol sala de Xove y el chuletón del restaurante viveirense Moncho da Playa, ahora La Ría, trajeron a Viveiro al salmantino Juan Mendoza. Aquí conoció a Lidia y aquí se quedó. Este ebanista, casi vocacional, ansía el momento de empezar a trabajar por su cuenta. Y confiesa que le gustaría hacer un curso de soldadura, fascinado por los secretos del trabajo en hierro.
-Un ebanista no es un carpintero.
-No, un ebanista hace muebles y un carpintero coloca puertas, tarimas..., hace más trabajo de obra.
-Parece un oficio creativo.
-Cuando la gente tiene las ideas muy claras sobre lo que quiere es difícil ser creativo. Muchas veces te tienes que ceñir a lo que hay, el espacio y lo ya existente. Aunque hay gente que te deja una habitación entera, vacía, pero tampoco puedes irte mucho porque el presupuesto manda.
-¿Le gustan los muebles de Ikea?
-No me parecen mal, una vez que los montas no puedes desmontarlos y no son tan baratos como parece.
-¿Es caro un mueble de encargo?
-No tanto porque es para toda la vida. Unas veces prima la estética, otras la funcionalidad, pero es ese mueble para ese sitio (...). Hacer un mueble no es juntar cuatro maderas. Una simple tapa para un contador puede ser una virguería. Éste es un oficio en el que nunca se deja de aprender.
-¿Damos valor a los muebles?
-La gente aquí se olvida mucho del aspecto visual y lúdico del mueble.