El pueblo vuelve hoy a la rutina tras vivir el domingo la cita más carismática de las fiestas, su procesión marítima
17 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.O Vicedo despidió ayer sus fiestas patronales. Atrás quedó un fin de semana que llenó de vida a este pequeño municipio que, precisamente, cumplió su papel de «capital» de las tradiciones marineras en la comarca. La vicedense tiene un encanto especial. La sencillez marca todos los actos, incluso la emotiva procesión marítima. Pero para nada va reñida con la intensidad con que los vicendenses viven la devoción por la Reina del Mar. A ella han rendido un tributo especial, perceptible en cada detalle. Así, en la eucaristía previa al desfile, solemne, el párroco local recordó los «problemas del mar»: abogó por que el trabajo del marinero o del mariscador sea reconocido y revalorizado por la sociedad y recordó, a su vez, cómo en la actualidad las familias ya no envían a sus hijos al mar, obligando al sector pesquero a echar mano de inmigrantes. La imagen de la santa, por tiera, desfiló sobre un manto de pétalos de flor y a sus pies, en el transcurso de la misa, se dibujó mezclando flores y conchas de mar un corazón que simbolizó la fidelidad de los vicedenses a su protectora. La procesión marítima destacó igualmente por la alta participación, no sólo de público sino también de autoridades representativas de las áreas política y pesquera fundamentalmente. El Margarita del Mar fue la embarcación encargada de llevar la imagen. Se engalanó para la ocasión como otras veinte que participaron en el recorrido marítimo, que ganó en vistosidad gracias a la colaboración del buen tiempo. El sol, si cabe, potenció aún con más brillo el azul oscuro del mar y el azul claro del cielo. A su vez, los adornos florales de las embarcaciones desprendían un olor que apenas pasaba desapercibido. Los vicedenses participaron con entusiasmo en su gran cita. Disfrutaron de un fresco paseo por mar, rindieron honores a su patrona y recordaron a los marineros que se ha llevado el mar, en tantas ocasiones, mediante una ofrenda floral. La nave que presidía la procesión marítima cumplió también con la tradicional bendición de los barcos. Las fiestas de O Vicedo pusieron ayer su punto y final, devolviendo a partir de hoy a la localidad a su rutina diaria. En la última cita del programa, la Virxe do Carme regresó a la iglesia parroquial y los vecinos se marcaron su último baile en sus fiestas.