MOTOS ACUÁTICAS

La Voz

A MARIÑA

FORO PÚBLICO

10 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

En los últimos días se produjeron dos graves accidentes de motos acuáticas -algo afortunadamente nada habitual-, uno de ellos en Pontevedra y otro en Málaga, lo que trajo como consecuencia que los medios informativos en general, dedicaran espacios -a mi juicio exageradamente amplios- al mundo de las motos acuáticas, y en muchos casos poco menos que demonizando a los que tenemos una embarcación de este tipo. Como creo que el trato que se nos está deparando últimamente no es justo, quisiera puntualizar lo siguiente: Primero. Los dos accidentes que se produjeron tuvieron como tristes protagonistas motos acuáticas alquiladas. Creo que aquí es tá la clave de todo, ya que sus usuarios y a la postre víctimas, no tenían o no tenían porqué tener ni títulos de patron de embarcación, ni lo que es más grave, idea de las normas de navegación y conocimiento del manejo de estas embarcaciones. Segundo. Los únicos responsables, a mi juicio, de ambos accidentes, son las autoridades del ramo -Dirección General de Marina Mercante o instancias superiores- ya que curiosamente no se exige ningún carnet de aptitud para manejar estas embarcaciones deportivas, con lo cual cualquiera puede alquilar una moto acuática y navegar a 70 millas por hora por cualquier lugar al no tener por qué conocer la normativa vigente y, con el gravísimo riesgo que ello entraña. Vamos, para que me entiendan, es algo incongruente, como que se puedan conducir los famosos «cuatriciclos» o coches sin carnet, sin el permiso de conducir, con lo que cualquier usuario puede convertirse en una bomba de relojería por desconocer el código de circulación. Tercero. En la Mariña lucense, que yo sepa, no sólo no se produjo ningún accidente de motos acuáticas, sino que los que las usamos -la inmensa mayoría al menos- disponemos de títulos de Patrón de Embarcación Deportiva e incluso de Patrón de Embarcación de Recreo, que conseguimos tras los pertinentes exámenes y nos habilitan para el manejo de embarcaciones de eslora y potencia muy superiores a las motos acuáticas, disponiendo además del correspondiente seguro y las embarcaciones debidamente matriculadas. Nuestra relación con las Autoridades Marítimas de la provincia así como cfon la Guardia Civil y, en especial, con la Guardia Civil del Mar, es absolutamente correcta e incluso cordial. Como anécdota diré que en la Mariña lucense, que yo sepa, no se produjo ni un solo accidente y ni una sola denuncia por infringir la normativa vigente ninguno de los motoristas acuáticos que disfrutamos de la naturaleza y de nuestra embarcación en la costa lucense, en la que estamos constituyendo una asociación que se llamará «Moto-náutica Barreiros», con más de 20 miembros ya, la cual tiene como sede San Cosme de Barreiros, en cuyo municipio su alcalde nos ha brindado todo tipo de ayuda, balizando la zona de acceso, señalizando el mismo, etc. sin olvidar el pantalán que se va a instalar. Cuatro. Déjennos disfrutar de nuestras motos acuáticas y respétennos como nosotros respetamos a los bañistas e incluso a esos pescadores que faenan ilegalmente en el canal de Foz, en donde está prohibido pescar. Hay Hay sitio y espacio para todos . Por último, el domingo pasado a la misma hora en la que se producía el desgraciado accidente de O Grove, en el Canal de Foz, tres jóvenes eran arrastrados por la corriente mar adentro corriendo grave peligro de ahogarse. Afortunadamente todo se solucionó, ya que un lucense, para más datos -y que me disculpe por citarlo sin su autorización- José Luis Otero Feijoo, fue llamado desde el espigón por bañistas que veían el grave peligro en el que se encontraban los tres muchachos, y José Luis Otero llegó con su moto acuática, y pudo rescatar y levar a tierra firme a los tres jóvenes que se hallaban en gravepeligro. Estamos orgullosos los motoristas acuátcos de poder colaborar también con la sociedad cuando alguno de sus miembros se encuentra en peligro en el mar, ya que las motos acuáticas, son tan rápidas como útiles en situaciones de peligro de bañistas. José F. Arias