Chispas

Félix Tojal

AL SOL

19 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Chispas vivía acelerado. Pero no por estrés, como tanta gente hoy en día, si no por naturaleza. Estaba animado en su interior con un extraño impulso hacía el futuro, siempre despreocupado del presente, siempre instalado en lo por-venir como algo que ya está aquí y obliga a actuar.

Se metía en problemas con frecuencia. Una vez, su mujer se enfadó muchísimo cuando en pleno acto sexual él le preguntó no sé qué de la compra del Super del día siguiente. Pasó el tiempo y el impulso de Chispas se hizo contagioso. Si alguien estaba con él sentía una prisa sin motivo que le provocaba gran angustia. Y todo el mundo se fue alejando de él.

Un día a Chispas se le fundieron los plomos y se murió. Como es normal, le enterraron para que se convirtiera en polvo. Sólo que en este caso las cosas no fueron normales. Sin su cuerpo, el famoso impulso se expandió con nuevos bríos y lo contaminó todo de su aceleración fatal. Todo.

Los gusanos que procesaron el cadáver, urgidos por prisas desconocidas, sufrieron horribles indigestiones. Los astronautas de la Estación Espacial tenían que pisar a fondo el pedal del acelerador para no quedarse atrás de una Tierra más y más veloz.

Los enamorados llegaban tarde a unas puestas de sol demasiado rápidas. Por todas partes la gente estaba inquieta, haciendo cosas sin parar, yendo de aquí para allí alocadamente, y el miedo se extendió sin que los más sabios científicos ni los más poderosos lideres políticos pudieran encontrar una explicación.

Pero, en la Sala de Máquinas de la Eternidad, el Arcángel al mando sí que ató cabos y comprendió que el espíritu de Chispas había acelerado al Universo hacia su gran explosión final. Así que subió al Puente para informar a la Superioridad. Un acto perfectamente inútil, ya que Allí todo se sabe. El Arcángel fue tranquilizado al informarle que, como tantas otras veces ya había sucedido, la explosión final se seguirá de un nuevo gran comienzo. Y, además, confirmado en su puesto de trabajo, porque los Universos bebés necesitan muchos cuidados. Para que duren algo.

Félix Tojal. Médico. 62 años. Vigo.