Las historias de espías se suceden estos días en Oriente Medio y la última podría llevar por título Espiando para el enemigo. El hijo de uno de los fundadores de Hamás trabajó durante una década para el Shin Bet, el servicio de seguridad interna israelí, y proporcionó datos para la detención de altos cargos palestinos, según revela Haaretz .
Mosab Hasán Yusef se pasó a las filas rivales durante una estancia en una prisión hebrea, a finales de los años noventa. Pero no proporcionó información solo para recuperar la libertad o por dinero, sino que actuó por convicción.
Durante la segunda intifada que estalló poco después se convirtió en una de las principales fuentes del Shin Bet, donde lO apodaron príncipe verde, en referencia al color de la bandera de Hamás. Como vástago de Sheij Hasán Yusef, fundador del movimiento islamista, disponía de información privilegiada.
Yusef ya dio titulares hace unos años, después de revelar su conversión al cristianismo y trasladarse a California. Ahora publicará el libro Hijo de Hamás , en el que se presenta como un héroe. «Salvó vidas» y evitó atentados, asegura su principal enlace en el servicio de seguridad hebreo.
Su libro probablemente compartirá pronto estantería con los que traten sobre el reciente asesinato de otro líder de Hamás, Mahmud al Mabhuh, en Dubái. Las autoridades de los Emiratos publicaron ayer imágenes de otros 15 sospechosos del asesinato atribuido al Mossad, el servicio de inteligencia israelí. El escuadrón de la muerte pasa así a tener 20 hombres y seis mujeres, que emplearon pasaportes falsos del Reino Unido, Irlanda, Francia, Alemania y Australia.