El programa necesitaba 60 votos para ser tramitado y los demócratas tienen solo 58 senadores
23 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.A última hora de la tarde del sábado (madrugada en España) los senadores estadounidenses dieron un paso que puede convertirse en histórico. Aprobaron por 60 votos contra 39 que la reforma sanitaria impulsada por Barack Obama pase a debate en el pleno de esa Cámara.
En los últimos días se había filtrado que entre los demócratas, que necesitaban 60 votos para conseguir que se aprobara la moción, había tres senadores cuya decisión no estaba clara. Pero unas horas antes de la votación era evidente que se habían conseguido los votos imprescindibles para que la aprobación fuera por tres quintas partes de la Cámara, lo necesario para evitar que los republicanos pudieran utilizar tácticas de dilación que hubieran hecho imposible aprobar la ley.
Y es que los demócratas cuentan con 58 senadores de su partido en el Senado además de dos independientes que, generalmente, se alinean con ellos en las votaciones.
Lo que se aprobó el sábado es que el Senado comience el debate, antes de una votación y posible aprobación, del proyecto de reforma sanitaria. Ese debate comenzará después del puente de Acción de Gracias, a partir del jueves.
Los tres senadores cuyo voto se disputó hasta el último minuto son Ben Nelson, Mary Landrieu y Blanche Lincoln. Y los tres, a pesar de haber votado afirmativamente a la apertura del debate, han declarado que eso no significa que la reforma cuente con su voto definitivo. Y es que tras ese debate llegará la votación crucial.
Una buena prueba de cómo están las cosas fue el debate que durante todo el sábado se produjo en el Senado. Mientras los demócratas defendían que en la cuestión de la salud no puede seguirse sin hacer nada, los republicanos intentaron que la votación pareciera ya la de aprobación definitiva del proyecto y defendieron acaloradamente su propuesta como si fuera el último paso.
Tanto como lo fue en la Cámara de Representantes en la que los congresistas discutieron fervientemente hasta llegar a la votación que ganaron los demócratas por 220 votos contra 215.
Solo mediante concesiones financieras a los estados de los respectivos senadores demócratas, el jefe de partido, Harry Reid, pudo asegurar que el proyecto fuera a ser discutido en la Cámara alta.
De aprobarse en el Senado el texto, después deberán reunirse las dos cámaras, el Congreso y el Senado. Y es que las propuestas de ambas son algo diferentes y tienen que llegar a una única redacción para que pueda ser ratificada como ley por el presidente.