Una vez más, salta la noticia de un accidente de aviación, con 168 muertos. Otra vez, la aviación comercial se ve puesta en el punto de mira. De nuevo hay que empezar a analizar los pocos datos que se tienen por el momento. Los hechos ciertos son que un avión Tupolev Tu-154 de Caspian Airlines despegó de Teherán con destino a Yerevan (Armenia) y dieciséis minutos después impactó contra el suelo.
No parece que el avión intentase aterrizar, pues el cráter formado por el impacto es relativamente estrecho, lo que indica que el aeroplano no se hizo pedazos en el aire y que su trayectoria fue la de un planeo mucho más vertical.
Testigos mencionan haber visto llamas en la cola del avión cuando sobrevolaba la zona. El Tu-154 es un trimotor de fabricación rusa, de mediados de los años setenta. Se trata de un modelo fiable y resistente, con menos comodidades para el pasaje y la tripulación que sus equivalentes occidentales, pero en absoluto un mal avión.
Mantenimiento
Un avión antiguo puede ser perfectamente seguro si está bien mantenido. Los aviones de la generación del Tu-154 han sido sustituidos por modelos de menor consumo, más eficientes, cómodos y, sobre todo, más silenciosos, pero no por ser inseguros.
Caspian Airlines es una aerolínea que se formó con capital ruso e iraní en 1993 y se dedica a vuelos regionales y domésticos. Su flota está compuesta por Tu-154 como el ahora accidentado, adquiridos a compañías del área de influencia rusa que ahora tienen aviones occidentales o a la propia Aeroflot.
Tasa de accidentes
Irán tiene una elevada tasa de accidentes de aviones de todo tipo. El embargo de material americano le hace adquirir aviones en otros proveedores.
Sea por el estado de los aparatos o por su mantenimiento, o el entrenamiento de las tripulaciones o las ayudas a la navegación del país, lo cierto es que su tasa de accidentes es anormalmente alta, sobre todo en vuelos interiores. No está a la altura de los estándares que nos son habituales.
Regla para pilotos
Pasemos ahora a las suposiciones. Si hubo fuego en un motor en el despegue o en el ascenso, la regla número uno es que un piloto debe «volar el avión», y el otro, combatir la emergencia. Esa es la regla universal que todos los pilotos conocen.
Parece ser que no se pudo extinguir el fuego y que este causó finalmente el desastre. Ahora toca investigar las causas del fuego, si la tripulación actuó como es debido, si funcionaron los extintores destinados a combatir el fuego en los motores, si el mantenimiento era correcto, se oirán las cintas de comunicación aire-tierra para saber si los pilotos informaron de alguna incidencia o declararon emergencia, etcétera.
La cuestión es si un Estado tan hermético como el iraní va a dejar que se investigue y se divulgue la información.