El Gobierno nipón toma desde hoy fotografías y huellas de todos los extranjeros que entran en el país.
20 nov 2007 . Actualizado a las 18:44 h.Japón va a registrar los datos de todos los ciudadanos extranjeros que desde hoy entren en el país. Lo hará tomando fotografías y huellas dactilares, según indica una nueva medida antiterrorista que ha despertado la protesta de abogados y activistas nipones.
La revisada Ley para el Control de la Inmigración y los Refugiados, que ha entrado hoy en vigor, obligará a tomar los datos biométricos a siete de los ocho millones de extranjeros que viajan cada año a este país, a su llegada a 27 aeropuertos y 126 puertos.
Japón se ha convertido así en el segundo país tras Estados Unidos que introduce un sistema para recolectar datos biométricos de todos sus viajeros foráneos, a excepción de menores de 16 años, visitantes diplomáticos, invitados del Gobierno y residentes permanentes con un permiso especial, generalmente coreanos y taiwaneses.
El objetivo alegado por el Gobierno japonés para endurecer las leyes de inmigración es la necesidad de reforzar la seguridad nacional y luchar contra el terrorismo internacional. Pero asociaciones defensoras de los derechos humanos denuncian que los datos biométricos podrán ser utilizados en cualquier tipo de investigación criminal y creen además que la eficacia de las nuevas medidas será muy limitada.
El procedimiento para fichar a los extranjeros en Japón, un país que no exige visado previo, es sencillo, si bien su puesta en marcha en todo el país ha costado 3.600 millones de yenes (unos 33 millones de dólares, 22,5 millones de euros).
A la llegada al control de pasaportes en Japón, a partir de hoy se pide al visitante foráneo que coloque sus dos dedos índices en una pequeña máquina que procesa sus huellas dactilares y toma su foto digital.
Esa información se envía de inmediato a una base de datos del Ministerio de Justicia, donde se contrasta con una «lista negra» con datos del propio Gobierno, Interpol y otros organismos, que incluye los nombres de cerca de 900.000 ciudadanos buscados en el mundo. En caso de que se detecte algún problema, el visitante será interrogado por un responsable de inmigración y, si se opone a pasar por este trámite, será devuelto de regreso a su país.