No había margen de error, y el fallo llegó a las primeras de cambio. Jorge Lorenzo se despidió del Mundial cuando apenas había recorrido unos metros del Gran Premio de Australia. Salió regular otra vez, trató de enmendar la situación y, tras tocarse con Hayden, se marcó un recto. Adiós a las pocas posibilidades que tenía para hacerse con el título. Y, como admitió posteriormente, fue por un error suyo. Perdió la concentración y la esperanza.
Ganó Stoner en su casa. Hizo buenas las prestaciones de su Ducati en un trazado propicio para la marca italiana. La segunda plaza fue para un Rossi que no quiso arriesgar vistas las facilidades que le había dado su máximo rival en la lucha por el título y porque no pudo seguir el ritmo de un aussie desbocado y con ganas de redimirse tras su ausencia por esa extraña enfermedad que parece que lleva la curación adecuada. El último cajón del podio fue para un Pedrosa que a medida que discurrió la carrera se desinfló.
La ley de Murphy se cumplió con el mallorquín. A unos problemas estomacales, le siguió una caída y signos evidentes de que a su Yamaha no estaba lo fina que suele acostumbrar. Y cuando parecía que, más o menos, todo había vuelto a la normalidad, no duró un minuto en carrera. La emoción no alcanzó ni a la primera curva. Tuvo que retirarse y pasar por la enfermería del doctor Costa para tratarse de una abrasión en el dedo meñique de la mano izquierda y un golpe en la nariz.
Posible campeón en Malasia
La distancia con respecto a Rossi se amplía hasta los 38 puntos y sólo quedan dos carreras. Es más, Il dottore se puede proclamar campeón en la cita de Malasia. Y el italiano tiene ganas de acabar con esta incertidumbre. Ante un panorama así, la incógnita se centró en cómo se iban a repartir los peldaños los tres pilotos de cabeza. Porque un par de vueltas fueron suficientes para que se quedaran solos.
Y Lorenzo, en el box: «Ha sido un error mío. He salvado la caída en ese primer golpe, pero el freno delantero ha quedado destrozado. Cuando he echado mano de él he visto que no funcionaba. Tenía dos opciones, o tirar recto por la hierba, o intentar tomar la curva. Lo he probado, pero...».