Uno de los millonarios de la primitiva en A Cañiza dejará el súper y se dedicará a cuidar sus bueyes

GALICIA

20 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Cartos tenos calquera, pero dous bois coma os meus, ninguén». Así de rotundo se mostraba ayer Marcelino cuando le preguntaban por el premio de la primitiva que le tocó el pasado sábado y que ha dejado en su bolsillo cerca de un millón cuatrocientos seis mil euros. Con orgullo muestra la foto de sus dos pequeños, «que son mellor que os fillos, porque eses dan problemas e fuman porros, e os bois non». Lucero y Platero serán a partir de ahora la preocupación máxima de su dueño, que dejará la carnicería del supermercado Aquí, donde trabaja desde hace cinco años.

Con 48 años, soltero y compartiendo casa con su madre y su hermana, el dinero servirá para vivir sin preocupaciones y a su estilo: «Facendo o que me dá a gana, como ata o de agora», recuerda entre risas el nuevo millonario. Ayer despachó sus últimas piezas de carne en el mostrador de forma gratuita entre sus clientes habituales. También regaló a sus compañeras de la tienda un perfume, además de terminar la mañana brindando con cava. «O de beber cava fíxeno toda a vida, cada día collía unha botella e púñaa nunha tina con xeo. Agora xa non podo, que teño a tensión alta», reconoce Marcelino mientras da un sorbo cauteloso y coloca de nuevo la foto de los bueyes en su rincón.

«Sempre fixo o que quixo e agora aínda por riba lle toca a lotería», comenta riendo una de las cajeras. Y así seguirá, según afirma él, viviendo sin móvil ni preocupaciones, prefiriendo los animales a las personas. Tranquilo y sin agobios, dice que ya ha recibido peticiones de dinero de algunos vecinos, aunque espera ponerlo todo a buen recaudo en los bancos de A Cañiza. «Lévome moi ben con todos os responsables das oficinas porque nunca tiven problemas, nin préstamos, nin hipotecas, así que repartireino», planea este carnicero mientras se despide en el súper.

De igual modo le ocurrirá a José, el compañero de juego de Marcelino, y al que han ido a parar otro millón y medio de euros. Este empresario, que tiene una planta de hormigón en Portugal, fue el que avisó, nervioso, de la buena suerte de los dos, el domingo por la mañana. «A el é ao que lle gusta xogar-recuerda el carnicero-, xuntos empezamos porque un día lle din os números e por se tocaba fíxena eu tamén». Desde entonces han pasado quince años en los que se reúnen semanalmente para elegir los mismos dígitos y sellarlos en el bar Os do Resero, en el centro de A Cañiza.