El Concello coruñés pagará 200.000 euros por los módulos de transición para chabolistas
A CORUÑA CIUDAD
El arquitecto Santiago Cirugeda presentó ayer en el Ayuntamiento coruñés el diseño de los módulos de transición que se instalarán en el poblado chabolista de Penamoa en los que se impartirán cursos de hábitos sociales antes del realojo de estos vecinos. Explicó que estarán situados en una parcela de propiedad municipal muy próxima al poblado, «para aprovechar la accesibilidad» de la carretera ya existente. Avanzó que «las palas» podrían comenzar a trabajar en la explanación del terreno el próximo martes.
Estos módulos, por los que el Ayuntamiento tendrá que desembolsar unos 200.000 euros, son piezas prefabricadas con una superficie total de 400 metros cuadrados. Estarán distribuidos en dos unidades convivenciales y están diseñados de forma que cuentan con una planta de 90 metros cuadrados, un espacio abierto delantero semicubierto de 45 metros cuadrados y una terraza en planta alta de otros 60 metros cuadrados. De esta forma, se crean los diferentes tipos de espacios de usos comunes que reproducen ámbitos de cualquier comunidad de vecinos y que permitirá a los beneficiarios del programa de integración adquirir los hábitos de convivencia y mantenimiento similares a los de cualquier edificio o comunidad de vecinos pero que no existen en el poblado.
Interiormente, las dos unidades tienen unas instalaciones fijas, como los aseos, una zona húmeda (en una de ellas habrá lavandería y, en otra, cocinas) y almacenes que podrán llenarse o vaciarse de mobiliario o elementos de ocio según requiera el momento.
Cirugeda explicó que los módulos tienen una amplia versatilidad y en ellos se celebrarán reuniones, talleres y clases teórico-prácticas previas al realojo de los chabolistas. También se reproducirán en ellos situaciones de convivencia y ocio. El arquitecto andaluz, que también desarrolla en A Coruña el proyecto de mejora y reconstrucción del asentamiento chabolista de As Rañas, explicó que el caso de Penamoa necesitaba una solución más compleja, dado que se trata de un barrio «muy abandonado, en condiciones de precariedad absoluta y con una falta total de equipamientos».
Calculó que el terreno estará acondicionado en dos o tres semanas, y los módulos tardarán en montarse otras cinco, con lo que podrían estar listos para su uso en el próximo mes de agosto.