Natural de Cambados, Salvador Ribadomar salió a la mar siendo todavía un adolescente para ganarse sus primeras habichuelas. Presumió siempre de marinero curtido y, marcado por esa trayectoria, no tardó en comprometerse política y sindicalmente con el sector. En 1999 entró en la corporación municipal de Cambados como concejal del BNG, aunque dejó el acta antes de finalizar el mandato para centrarse en la labor sindical. Durante varios años defendió los derechos de las gentes del mar desde la CIG, una etapa no exenta de momentos polémicos, ya que sus prontos y su carácter políticamente incorrecto le granjeó algunas enemistades. Problemas familiares y personales lo apartaron de la vida pública. Hace año y medio, entrando en los cuarenta, se despidió a bombo y platillo de su faceta sindical y emprendió una aventura en el golfo de Guinea, hasta donde viajó en una misión para enseñar las artes de pesca a los nativos. Se trasladó a Carril En la última etapa de su vida se estableció en Carril, donde vive también Guillermo Fernández Sánchez, conocido como O Coxo, y detenido en la misma operación. Aunque O Coxo llegó a formar parte de la directiva de la cofradía de Carril, en la que es mariscador a flote, sus vecinos no hablaban bien de él. Tenía mujer e hijas, pero hacía ya muchos años que no vivía con su familia. Ya fue detenido en ocasiones anteriores por su supuesta relación con el narcotráfico. En busca de pruebas que lo confirmen, la Guardia Civil registró su domicilio y el de Ribadomar.