El PP aspira a refrendar su triunfo en las gallegas, y el PSdeG y el BNG, a demostrar su recuperación
ESPAÑA
Las elecciones europeas tendrán una lectura particular en Galicia, que el partido que gane en la comunidad se va a encargar de recalcar desde mañana. El PPdeG, convencido de que vencerá con facilidad como en las otras cinco citas europeas anteriores, espera rondar incluso en esta ocasión el 50% de los votos, o lo que es lo mismo, que uno de cada dos sea para sus candidatos. Su confianza llega al punto de que se muestra confiado en superar al menos el 45% de los sufragios y así poder demostrar que el respaldo logrado en las elecciones autonómicas sigue intocable y vivo.
Los populares, además, quieren demostrar con las europeas otra circunstancia en Galicia: que los núcleos urbanos, pese a contar mayoritariamente con alcaldes socialistas, están ahora con su proyecto. Y es que la cita de los comicios municipales del 2011 será para el PP crucial para, además de recuperar poder urbano, impulsar a Mariano Rajoy hacia la Moncloa después de ganar las autonómicas gallegas y las europeas de hoy, como ellos dan por hecho.
Por último, una victoria clara del PP en Galicia reforzaría la baronía que Alberto Núñez Feijoo se está labrando en la estructura nacional de su formación, al ser uno de los dirigentes territoriales con más tirón entre los suyos, como demuestra el número de invitaciones que ha recibido desde agrupaciones populares de toda España para participar en esta campaña.
La tarea de la oposición
Enfrente, PSdeG y BNG tratan de demostrar todo lo contrario. Primero, que sus partidos y proyectos están totalmente recuperados después del fracaso de perder la Xunta tras un mandato; segundo, que sus líderes (el socialista Manuel Vázquez y el nacionalista Guillerme Vázquez) no son provisionales, y tercero, que la victoria del PP comienza a menoscabarse tras sus primeras acciones al frente del Ejecutivo autonómico.
Para ello, PSdeG y BNG no han dudado en hacer una campaña electoral intensa, basculada hacia la crítica a la Xunta, y en multiplicar la labor de sus parlamentarios para hacer más evidente su presencia.
Los socialistas, además, tienen que demostrar que son capaces de retener el porcentaje de votos que les permitió repetir en número de escaños en el Parlamento. El BNG, por su parte, pretende demostrar que el nacionalismo no es una opción a la baja, y que pese al resbalón, sigue contando con una presencia social que en el futuro le permitirá volver a la Xunta.