El Europarlamento ampliará sus poderes en la legislatura en la que la UE reformará su política agraria y pesquera y establecerá el nuevo reparto de fondos estructurales
22 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La adhesión de España a la Unión Europea hace 23 años ha supuesto para Galicia una transformación colosal de sus estructuras socioeconómicas. Y aunque es verdad que los gallegos han tenido que pagar un precio muy elevado por su adaptación a Europa, especialmente por la reconversión forzada de sectores productivos tan relevantes como la pesca, la agricultura y la construcción naval, si se miran las cosas con perspectiva nadie duda de que, al final, han salido ganando del envite.
Las ayudas europeas han permitido a Galicia superar su aislamiento y dotarse de un mapa de infraestructuras de comunicación impensable hace unas décadas, cuando su renta apenas rondaba el 50% de la media comunitaria. También, para sanear sus rías y ciudades, sellar los miles de vertederos que amenazaban la integridad ecológica de sus bosques, ampliar la capacidad competitiva de su tejido productivo y asomar la cabeza a la sociedad del conocimiento. Pero el proceso aún no ha terminado, y de los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo puede depender que se acelere o se ralentice. En los próximos cinco años, la Eurocámara tendrá en sus manos decisiones fundamentales para el futuro de los gallegos.
Los fondos estructurales
Galicia ya no es una de las regiones más pobres de Europa, su riqueza por habitante supera con creces el 80% de la media y, por eso, su derecho a recibir ayudas europeas con carácter preferencial terminará al final del actual período presupuestario 2007-2013. Sin embargo, eso no significa que el país deba renunciar completamente a esos fondos, ya que pueden negociar un período transitorio que le permita adaptarse a la nueva situación, como hicieron en el 2007 regiones como Canarias y Valencia. La negociación sobre las cuentas de la UE para la etapa 2014-2020 se abrirá y se cerrará durante la próxima legislatura, en la que, justamente, el Parlamento verá reforzado su poder en materia presupuestaria.
La reforma pesquera
La Comisión Europea acaba de abrir el debate sobre la reforma de su política pesquera común, una estrategia que alimentó en las últimas décadas una reconversión radical del sector pesquero gallego y del semblante de decenas de ciudades y villas marineras. La pesca sigue representando alrededor de un 10% del producto interior bruto de la comunidad, proporciona cerca de 25.000 empleos directos y nutre la actividad de la tercera mayor empresa del país. A partir del año 2013, Bruselas quiere reducir el esfuerzo pesquero de la flota europea, limitando su capacidad de captura, obligando a desguazar más barcos, y estableciendo medidas de protección específicas para la flota artesanal. Las negociaciones empezarán en el año 2010 bajo Presidencia española, y la Eurocámara tendrá voz y voto en ellas si se cumple la fecha prevista para la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, a principios de ese mismo año.
Nueva política agraria
El sector lácteo gallego, inmerso en una profunda crisis por los bajos precios de la leche, ya se ha posicionado contra el plan de los Veintisiete para eliminar el sistema de cuotas lácteas a partir del 2015. Aún existe una posibilidad de que la Comisión y los gobiernos se replanteen esa estrategia, que los ganaderos gallegos consideran muy perjudicial para sus intereses. Además, a partir del 2013 está prevista otra reforma de la política agraria común, que algunos países quieren centrar en la reducción de ayudas directas, la liberalización de algunos sectores y la canalización de fondos hacia los apoyos a la comercialización y la protección medioambiental. Los debates empezarán esta legislatura, y la Eurocámara tendrá capacidad de codecisión cuando Lisboa esté vigente.