Desde la Batalla de Dublín, librada en 1922, en el transcurso de la guerra civil posterior a la independencia de Irlanda de los británicos, nunca este pequeño país de poco más de 4,2 millones de habitantes, había vivido unos días de tanto drama e incertidumbre. La crisis económica, que ha acabado desembocando en la aceptación de la ayuda económica ofrecida por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, ha sumido a los irlandeses en la desesperación y la vergüenza, una humillación difícil de sobrellevar para un pueblo tan orgulloso como el irlandés.
Y, tras la capitulación económica, llegaba la crisis política, la búsqueda, o mejor, la desesperada necesidad de los irlandeses de encontrar al culpable de tanto descalabro. No había que ir muy lejos para ello, solo hasta el Dáil, el Parlamento. Por eso, ayer mismo, a las 24 horas de haber perdido soberanía financiera y prestigio internacional, estallaba la crisis política con la ruptura del Gobierno de coalición entre el Fianna Fáil y el Partido Verde. La consecuencia será la disolución de la Cámara y la convocatoria de elecciones, a partir de Año Nuevo, con los Presupuestos ya aprobados.
Y es que en la política irlandesa existe ahora una sensación de precipitación, de querer huir hacia adelante, de sobrepasar esta abrumadora situación cuanto antes.
«Engañada y traicionada»
Antes de que Cowen anunciara su decisión al país, e líder de Los Verdes, John Gormley, que gobernaba con el Fianna Fáil desde junio del 2007, junto a tres independientes, había pedido que las elecciones se celebrasen en la segunda mitad de enero. Según Gormley, que a su vez es el ministro de Medioambiente, la ciudadanía se siente «engañada y traicionada, por lo que es necesario convocar unos comicios lo antes posible ya que la pasada semana ha sido traumática para el electorado irlandés».
Al retirarle el apoyo los seis parlamentarios Verdes en el Dáil, Cowen se queda con una mayoría de tan solo tres diputados, dos si el viernes pierde las elecciones parciales en Donegal South a manos del Sinn Féin. Pero es que incluso en las propias filas del Fianna Fáil, que ha gobernado casi de manera constante en los últimos treinta años, se habían dejado oír en las últimas horas las voces que piden la dimisión de Cowen. Mary O'Rourke, la veterana política, ex ministra y tía del ministro de finanzas, Brian Lenihan, pedía ayer una reunión extraordinaria del partido para debatir el futuro de Cowen. «Apoyaré al Taoiseach [primer ministro] hasta la aprobación de los Presupuestos, tras ello creo que el Fianna Fáil debería de reunirse en la primera semana de enero para decidir nuestro futuro», indicó O'Rourke.
Presupuestos
Muy parecida ha sido la estrategia seguida por el socio en el poder de Cowen. Al colocar la fecha de las elecciones en la segunda quincena de enero, Gormley, permite que el 7 de diciembre el Ejecutivo irlandés apruebe los Presupuestos del 2011 y los recortes por valor de 15.000 millones de euros para reducir el déficit en los próximos cuatro años.
Los últimos sondeos indican que el Fianna Fáil sufrirá una derrota humillante en unas elecciones anticipadas, con apenas un 17% de los votos, y despeja así el paso para que gobierne el conservador Fianna Gáil y su líder, Enda Kenny, se convierta en el primer ministro irlandés.
Podría ser él quien tenga que poner en práctica las exigencias de Bruselas, entre ellas, la casi segura revisión de la ventajosa fiscalidad que ofrece el país a las empresas que se instalan en su territorio.