«La tendencia es que las empresas gallegas dejen de lado la producción para convertirse en distribuidoras»
ECONOMÍA
Rafael Pérez es más optimista que hace solo medio año sobre la evolución del textil, aunque cree que la evolución apunta a una fuerte reconversión del sector en España.
-¿Cuánto cayó el mercado textil el año pasado?
-Un 20%. La gente esperó hasta el último momento para salir a comprar y eso no permitió remontar el dato a final de año, aunque sí se notó una desaceleración en la caída. En lo que va de año, lo que ha mejorado los datos ha sido el mal tiempo, que anima mucho a comprar prendas de abrigo, aunque las ventas se produjeron en época de rebajas, por lo que el impacto fue menor.
-¿Qué perspectivas mantienen para este año?
-La situación es bastante desigual. Hay quien está mejorando, pero esos avances siempre se producen a expensas de los competidores, porque lo cierto es que el mercado no crece, por lo menos para el comercio detallista, que tiene que acoplarse a la política de las grandes cadenas, que es mucho más agresiva. Y el que tengas que hacer muchos descuentos para vender lo mismo no permite que las empresas despeguen.
-El comercio tradicional no consigue remontar...
-Es que hay una constante que se repite. Los centros de las ciudades se están despoblando de tiendas. Las calles principales están en manos de las cadenas y en las secundarias los pequeños comercios tienen que cerrar. Las tiendas detallistas se están concentrando en las poblaciones medianas. Es una tendencia que se ha acentuado en los dos últimos años y que es negativa para el empleo, porque las cadenas generan menos volumen de puestos de trabajo.
-Uno de cada cuatro empleos destruidos por la crisis. ¿Ha acabado ya el ajuste?
-El ajuste grueso sí ha tenido lugar, pero ahora hay que ver como evoluciona el empleo en los talleres. Hay una tendencia clara: las empresas gallegas nos vamos a convertir en distribuidores y dejaremos de ser fabricantes. Aquí quedará menos personal, que se dedicará a productos de mayor valor añadido y a confeccionar series cortas [prendas de las que se tiran pocas unidades] que no compensa hacer fuera, pero cosas básicas como el corte y confección son fácilmente subcontratables. Lo que habrá ahora es una transformación de empleo, con más personal técnico.
-¿Qué hay del clúster textil, que no acaba de definirse?
-Es que es un elemento que nunca será fundamental, cada empresa tiene que tomar sus decisiones para sobrevivir. Un clúster ayudará a algunas empresas a mejorar su gestión, pero este no es un sector tan dependiente de las innovaciones como la automoción. Para el textil en cambio son claves las ayudas a la exportación o la formación de trabajadores.
-¿Y se sienten igual de ayudados que la automoción?
-Pues si se le pregunta a la Xunta, dirán que han invertido mucho, porque incluyen los avales a empresas como Montoto o Caramelo, pero en ayudas a la exportación no estamos recibiendo cantidades relevantes.