Propone la creación de un programa de «préstamos bilaterales coordinados» para salvar a Grecia
20 mar 2010 . Actualizado a las 02:18 h.Apenas dos días después de que la canciller alemana, Angela Merkel, pusiera sobre el tapete la idea de habilitar mecanismos para poder expulsar a un país de la eurozona ante un reiterado incumplimiento de las obligaciones que establece el Pacto de Estabilidad, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, salió ayer a la palestra para dejar claro que esa es una hipótesis «absurda» que no contemplan los tratados europeos. En una entrevista en el canal de televisión France 24, el jefe del Ejecutivo comunitario aseguró en relación a la crisis griega, en el origen de las polémicas declaraciones de la dirigente alemana, que «Grecia ha tomado decisiones muy valientes y muy difíciles que sin duda tienen un coste para el pueblo griego, ahora los otros Estados miembros tienen que asumir sus obligaciones, en particular en la zona euro, para garantizar la estabilidad».
Horas después, Barroso daba un paso más en la misma dirección y proponía la creación «lo antes posible» de un plan de «préstamos bilaterales [de Estado a Estado] coordinados [por la Comisión]» para rescatar a Grecia. Su instauración, para la que se requiere una decisión política de los miembros de la zona euro al más alto nivel, «no implicaría su activación inmediata».
La iniciativa del presidente de la Comisión Europea llegaba al día siguiente de la visita a Bruselas del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, quien instó a sus socios europeos a ponerse de acuerdo como muy tarde el jueves próximo sobre un mecanismo de ayuda financiera. El objetivo de Atenas no es, de momento, obtener dinero fresco de sus socios, sino aliviar la presión que los mercados siguen ejerciendo sobre sus emisiones de deuda, que pueden volver inútil su drástico plan de ajuste.
Necesidades de financiación
Según fuentes comunitarias, un mecanismo europeo basado en préstamos bilaterales podría cubrir las necesidades inmediatas de refinanciación de Grecia, que se evalúan en unos 22.000 millones de euros, sin necesidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque no ha trascendido ningún detalle, el tipo de interés al que los Gobiernos europeos podrían prestar el dinero a Grecia estaría en cualquier caso por debajo del prohibitivo 6% que le está imponiendo últimamente el mercado.
La declaración de Barroso deja claro también que el instrumento en el que trabaja Bruselas «sería compatible» con la cláusula del Tratado que prohíbe el rescate puro y simple de un Estado de la eurozona por parte de los demás, mediante la asunción de una parte de su deuda. Además, incluiría, según el jefe del Ejecutivo comunitario, una «estricta condicionalidad». Las instituciones europeas, en particular la Comisión, se encargarían de vigilar que el Estado beneficiario cumpliera las condiciones ligadas al préstamo. Barroso no quiso precisar qué países aportarían capital ni cuál sería la clave de reparto para los contribuyentes. No descartó, sin embargo, que el FMI pudiera contribuir en alguna medida.
«Nuestro objetivo es [crear] un instrumento diseñado dentro de la zona euro, con condiciones y gestión establecidas por la eurozona y sus instituciones», dejó claro. Y añadió: «No quiero especular si habría una contribución financiera del FMI». En cualquier caso, advirtió igualmente Barroso: «No podemos seguir prolongando la situación actual». «Urjo a los líderes de la Unión Europea a ponerse de acuerdo sobre este instrumento cuanto antes», concluyó.
Desesperación griega
De la gravedad de la situación dan buena cuenta las declaraciones realizadas ayer por Papandreu en el sentido de que su país está a punto de perder la capacidad de pedir dinero prestado. «Estamos en un estado de guerra. Esta es una lucha contra los especuladores y a favor de la transparencia, para que los mercados estén al servicio de la gente y no al revés», aseguró. Y añadió contundente: «Estoy diciendo con toda honestidad que estamos a un paso de no poder pedir dinero prestado. Debemos evitar pagar enormes intereses durante décadas, lo que condenaría al país a una recesión mucho más profunda que la actual».