La CECA, La Caixa, Caja Madrid y Bancaja defienden la nueva vía de cuotas participativas con derechos políticos
18 jun 2009 . Actualizado a las 09:12 h.En el ojo del huracán y cuestionada su salud por su alta exposición a los negocios inmobiliarios, las cajas de ahorros fueron ayer las protagonistas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en un curso sobre la repercusión de la crisis en el sistema financiero. Y el mensaje de del presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, y de los directivos de las tres principales entidades de ahorro españolas fue coincidente: fusiones sí. Sobre todo a nivel interregional como vía de reorganización del mapa financiero español ante un 2010 «muy difícil», en el que incluso algunas entidades podrían entrar en pérdidas, como avisó Quintás.
En ese punto, los responsables de Caja Madrid (segunda entidad por activos y beneficio) y Bancaja (tercera) se mostraron abiertos a liderar alguna operación de ese tipo, algo inédito en el panorama financiero nacional. Solo La Caixa descartó recurrir a esa vía, pues tiene su mira en la proyección internacional.
«Las soluciones privadas son la mejor opción para las entidades con problemas», señaló el presidente de Caja Madrid. Para Miguel Blesa, «en el caso de las cajas, algo habría que hacer para remover las barreras geográficas, de hecho o de derecho, en tanto que podrían dificultar la solución de las fusiones». Blesa, como Quintás, insistió en la necesidad de levantar el veto de las autonomías a las operaciones interregionales, por entender que no se puede plegar la conveniencia económica de esa solución a los criterios de poder político. Y es que la gestión de las cajas, como el caso de las gallegas, está en manos de las Administraciones autonómicas. Así lo recogen sus estatutos. El fondo de reestructuración que está preparando el Gobierno podría fulminar ese veto.
Por su parte, José Luis Olivas, de Bancaja, llegó a plantear que fuese incompatible la actividad política con la representación en los órganos de gobierno de estas entidades financieras, y Blesa se mostró favorable a «limitar y evitar interferencias políticas» en los consejos de administración, interferencias que, en el caso de Caja Madrid, le han golpeado de lleno.
Entre los beneficios de las fusiones interregionales, los directivos apuntaron el no solapamiento de la red de oficinas y la no concentración de riesgos en los mismos clientes. «Tenemos vocación de intervenir en el proceso de reestructuración del sistema financiero español, y si resultara eficiente un proceso de fusión, por supuesto, participaríamos en ella», dijo Blesa, aunque negó que el caso estuviera sobre la mesa. Olivas remató: «No tendría ningún problema, ni muchísimo menos», aunque matizó que «si nos lo planteamos con todo rigor, en el caso de Bancaja o de la CAM [las dos firmas valencianas] es más interesante abordar una fusión con una entidad de otra comunidad».
Las nuevas cuotas
También defendieron una postura común las cajas en lo que respecta a las cuotas participativas con derechos políticos; son equivalentes a las acciones de los bancos y un instrumento que el Ejecutivo incluirá en el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB). Los cuatro directivos dijeron que será una «herramienta temporal eficaz» para inyectar liquidez a las entidades con problemas.
«Hay que abrir un debate sobre el sistema para dotar de recursos propios a las cajas, aprovechando este momento de dificultades», sentenció Olivas. Su homólogo en Caja Madrid añadió que «las cuotas participativas tratan de solucionar un problema, y no creo que eso suponga la privatización».
Igualmente, los representantes de las cajas se mostraron a favor de lo conocido hasta el momento del FROB, que entienden «va en la buena dirección», y abogaron, asimismo, por una flexibilización de la normativa de provisiones -a la que les obliga el Banco de España- en este momento de crisis.