«A sorte que tiven foi que espertei»

ECONOMÍA

El transportista lucense que fue víctima de un sabotaje en el primer día del paro patronal asegura que quien lanzó el cóctel molotov a su camión «sabía o que facía»

03 jun 2009 . Actualizado a las 16:52 h.

«Volvín nacer». Lo dice Carlos Arias Rodríguez, un transportista de Monforte, de 32 años, que trabaja para la empresa Darriba, de Sarria, y que la madrugada del lunes dormía en uno de los dos camiones que ardieron en La Roda, en Albacete. El vehículo en el que transportaba madera con destino a Murcia fue objeto de un sabotaje, junto con otro cargado de leche, propiedad de un autónomo que tiene una flota de cuatro vehículos, que trabaja para Central Lechera Asturiana. Coincidió con la primera jornada de una huelga en el transporte.

Carlos salió en ropa interior de la cabina de su camión, donde descansaba. Con un extintor consiguió evitar que los daños en el vehículo fueran de idénticas dimensiones -siniestro total- a los del vehículo que estaba aparcado a dos puestos de distancia del suyo. Arias, cuenta, vio a Mino, el otro camionero, saltar del vehículo en medio de las llamas. Ya no se podía hacer nada por evitar los cuantiosos daños.

El camionero lucense explicaba ayer que él estaba medio despierto, acostado en la cama de la cabina; hacía poco que había oído salir a otro vehículo pesado del aparcamiento y no había conseguido conciliar el sueño de nuevo. Sintió la primera explosión entre las cinco y las cinco y cuarto de la mañana. Descorrió la cortina y vio las llamas en el exterior. Saltó prácticamente desnudo y descalzo.

Las cámaras de videovigilancia del Restaurante Juanito, en cuyo aparcamiento estaban los dos camiones afectados por el sabotaje, captaron poco antes de las explosiones la entrada de un turismo en el recinto. En la grabación se ve, según cuenta el camionero, como alguien tira una especie de garrafas debajo de los vehículos. Nada más salir se escuchan las detonaciones. La Guardia Civil recuperó uno de los botellones que conservaba aun líquido del empleado en los cócteles molotov y que ha incorporado a la investigación.

El conductor del camión lucense está convencido de que los saboteadores sabían perfectamente lo estaban haciendo, porque las garrafas las tiraron justo debajo de lo que los transportistas denominan la quinta rueda; fue donde comenzó el incendio. Al hacerlo en ese punto impedían desenganchar la cabeza tractora del remolque y al menos salvar una parte del vehículo. «Non sei -apuntó- se era a primeira vez que o facían ou non, pero non é obra dun neno. O cóctel molotov no o prepara calquera». El chófer lucense no se cansa de repetir que tanto él como el camionero que transportaba palés de leche se salvaron de milagro. «A sorte que tiven -comenta- foi que espertei, que senón quedo dentro». Carlos Arias sufrió una leve intoxicación por el humo de la combustión inhalado y se quemó en la planta de los pies. El profesional lucense asegura que el incidente ha trastocado su vida. Apenas come desde entonces. El lunes no pudo probar bocado y ayer solo consiguió tomar un plato de sopa y un trozo de lomo.

El camionero presentó denuncia ante la Guardia Civil y aportó parte de lesiones. «Supoño -dijo- que non vale para nada porque non se vai saber nunca quen o fixo». Pese al mal trago, Carlos insiste en que seguirá de camionero. «Non sei facer outra cousa -comentó- e esta é a miña vida. Son tempos malos os que vivimos e non me explico como alguén pode plantexar neste momentos unha folga».

Carlos Arias regresará hoy a Lugo. Ayer trasvasaron la madera que cargó en Monterroso a otro vehículo para poder retornar con el remolque y con el tractor a Sarria. La rápida intervención de este profesional con el extintor pudo evitar que el fuego dañara toda la carga. Afectó a los tres paquetes de tableros de la parte de delante, precisamente donde comenzó el incendio.