Aena, creada en 1991, es mucho más que el gestor de algo más de 40 aeropuertos nacionales. Es, en realidad, el primer operador mundial del sector, con presencia en aeródromos de medio mundo. El año pasado, la empresa logró un resultado operativo bruto de 904 millones de euros, con unos ingresos de explotación de 2.982 (un 13% interanual más). La propia ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, destacó ayer que la compañía manejó en el 2007 más de 210 millones de pasajeros, con 2.500 operaciones (aterrizajes y despegues), y que cuenta con 140.000 empleados entre propios y subcontratados en sus instalaciones.
Este gigante de los aeropuertos, participa también a través de filiales en negocios como la restauración, la ingeniería, los centros logísticos, la gestión medioambiental o el asesoramiento urbanístico. Pero sin duda su aspecto más desconocido es su vertiente internacional: está presente en 27 aeropuertos de Latinoamérica (México, Colombia, Cuba, Bolivia y Costa Rica), la Unión Europea (el Reino Unido y Suecia) y Estados Unidos, donde controla los aeródromos de Atlanta y Burbank, en California . Uno de sus puntales fuera de España es la empresa TBI, en la que participa con un 10% (el 90% restante está en manos de Abertis), y con la que está presente en, por ejemplo, el aeropuerto de Luton, el templo del bajo coste británico.
Han pasado dos años desde que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció durante la inauguración de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas que las comunidades autónomas y la iniciativa privada participarían en la gestión del negocio aeroportuario. La presencia y, sobre todo, el peso de las autonomías en el nuevo organigrama están aún por definir. Por ahora, el criterio elegido para darles entrada ha sido la «complejidad de las instalaciones» traducida directamente en el número de pasajeros anuales.
El límite se ha situado en los 30 millones de personas, con lo que solo tendrán su parte de la tarta la Comunidad de Madrid (Barajas mueve al año 52,1 millones de viajeros) y la Generalitat (El Prat vio aterrizar y despegar en el 2007 a 32,8 millones de pasajeros).