Martinsa-Fadesa es, hasta ahora, la cara más conocida de un fenómeno desatado por la crisis económica y, sobre todo, por la implacable ascensión del euríbor. Pero detrás de los problemas financieros de las grandes compañías se esconden verdaderos dramas particulares y de pequeñas empresas que, impotentes ante sus deudas, se ven inmersos en un concurso de acreedores; lo que antes se conocía como quiebra. Aún son pocos, pero lo preocupante no es el volumen sino la velocidad a la que crece el número de familias que se acogen a esta figura.
En el segundo trimestre, 89 personas físicas sin actividad empresarial alguna se convirtieron en deudores concursados, lo que supone un impresionante incremento del 345% interanual, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las cosas no les van mejor a las empresas, sobre todo a las vinculadas al ladrillo, las que más están sufriendo a la hora de pagar sus créditos.
Tipos desbocados
Desde hace ya más de un año, los tipos de interés no atienden a peticiones de Gobiernos ni reparan en la situación de los hogares. El euríbor -el indicador usado en España en casi un 90% de los créditos para fijar el coste financiero- no da tregua y se sitúa ya en el 5,39%, su máximo histórico. La morosidad crece al mismo ritmo y -ya lo advierten instituciones como el Banco de España- se multiplica el número de personas con problemas para llegar a fin de mes.
El informe del INE subraya la celeridad con que crece el número de concursos entre las familias. Y es que los 89 procesos abiertos entre abril y junio suponen crecimientos del 34% respecto al primer trimestre del año y del 287% en términos acumulados (enero-junio sobre el mismo período del 2007). Por regiones, también hay perdedores. El grueso de las quiebras se concentra en Andalucía (13 concursos), Cataluña y la Comunidad Valenciana (ambas con 14) y Galicia, donde se registraron 13 insolvencias judiciales. El resto se reparte entre Aragón, Baleares, Cantabria, las dos Castillas, Madrid, Murcia y el País Vasco.
El ladrillo, en picado
Del conjunto de todos los concursos registrados en el segundo trimestre -que superaron por primer vez los 600, para situarse en 631 (un 172% más)- la mayoría como es lógico corresponden a empresas, más o menos grandes. Fueron 542 las compañías concursadas, con mayor incidencia en Andalucía (52), Cataluña (126), la Comunidad Valenciana (96), Galicia (57) y Madrid, con 40.
El ladrillo, que ha protagonizado las quiebras más sonadas, acaparó de una u otra forma casi la mitad del total. En concreto, 124 procesos entre compañías dedicadas a la construcción y otros 104 de firmas inmobiliarias y de servicios.
La inmensa mayoría de los concursos de empresas (86%) llevaron a los tribunales a compañías que no pertenecían a ningún grupo, mientras el 13,3% afectaron a firmas englobadas en una matriz más grande.