El sector aplaude la idea y subraya la necesidad de «aguzar el ingenio»

La Voz

ECONOMÍA

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Es el típico ejemplo del regateo perfecto». Así definía Manuel Martí, secretario general de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), la pionera subasta a la inversa ideada por Tulipp. «Es como en las rulas y, si funciona para el pescado, ¿por qué no iba a hacerlo para el mercado inmobiliario?», añadió Martí sobre este tipo «novedoso» de venta. «Hasta hace muy poco, los promotores no vendían las casas, sino que las despachaban: cuarto y mitad de casa, porque había cola de compradores. Ahora, pasado ya ese momento, hay que aguzar el ingenio para dar salida al producto», apostilló el responsable de la APCE. Afirmó que «está instalado en el subconsciente colectivo que los precios de los pisos bajarán. «La gente lo cree, y este tipo de subasta es la manera más segura de casar operaciones, es decir, hasta dónde llega la disposición del comprador a comprar y del vendedor a vender. Me parece una buena fórmula», asegura.

Aunque el G-14 -grupo de las inmobiliarias más importantes del país, algunas de las cuales, como Martinsa-Fadesa, participaron en la primera subasta- afirmó no tener opinión al respecto, por considerarlo «anecdótico», el presidente del Consejo General de los Colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, Santiago Baena, sí valoró en positivo la subasta. «Lo que se pretende -apostilló Baena- es que el miedo del posible comprador a que se le escape la inversión cierre la subasta antes de que en el tramo inmediatamente inferior en precio alguien más puje».