Constructores gallegos ven en Cabo Verde alternativas al parón canario

Natalia Bore

ECONOMÍA

La marcha a lugares con urbanización incipiente, como Marruecos o Senegal, es la opción mayoritaria

25 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Pese a que unos 3.000 gallegos, según las estimaciones iniciales, han dejado Fuerteventura en el último año, debido a la crisis que atraviesa la construcción en la isla, y han optado por retornar a sus lugares de origen, hay otros que prefieren explorar alternativas de futuro diferentes. Así, algunos constructores se plantean nuevos destinos donde llevar a cabo su actividad. Trasladarse a lugares donde el desarrollo hotelero residencial aún esté en ciernes. Es el caso de Cabo Verde -donde grandes empresas como Cororasa o Pablo de León ya han comenzado a trabajar-, Mauritania, Marruecos o Senegal.

Frente a esta opción de marcharse fuera del archipiélago, se alza otra posibilidad, manejada por empresarios y también por algunos grupos políticos de la isla como el PSOE, y es la de de que la obra pública ofrezca las puestos de trabajo que el parón inmobiliario y la congelación de la planta hotelera se están llevando por delante.

Soluciones para el futuro

Fieles a su carácter de no arredrarse ante a las dificultades y ante el parón de la construcción en la isla, los empresarios gallegos buscan respuestas a la pregunta ineludible de qué hacer en el futuro. Y para esta cuestión hay casi tantas alternativas como emprendedores galaicos en Fuerteventura, pese a que todos ellos coinciden en destacar la frágil situación en la que se encuentra el sector en estos momentos y que ya se ha cobrado la desaparición de numerosas firmas -desde fontanería a proyectados o carpintería- que habían puesto en marcha gallegos llegados a la isla.

«Las constructoras grandes de aquí, como Cororasa ?[Constructora Rodríguez Ramírez] o Pablo de León, han despedido a muchos trabajadores en los últimos meses, quizá más de quinientos, y ahora están trabajando en zonas como Cabo Verde, Mauritania, Marruecos, Senegal, etcétera», explica Fernando López, que, junto a su socio Antonio Pita, dirige la empresa Servicon Islas.

La alternativa de recoger las herramientas y, en lugar de retornar a casa, salir a otros territorios en busca de una reedición del bum que antaño atrajo a Fuerteventura a una marea de gallegos, es una alternativa que valora en estos momentos la empresa Rial. Román Bugarín Areal llegó a la isla hace ocho años junto a su socio, Alfonso, y aunque comenzaron con yesos, enfoscados y revestimientos, acabaron «haciendo de todo, incluyendo la promoción y la construcción, tanto residencial como hotelera», explica.

Fuera de Galicia

Ante la difícil coyuntura en la isla majorera, donde tienen promociones en marcha, Román anuncia que van a iniciar 60 viviendas en Cabo Verde. «Hay que ser optimistas sobre el futuro y plantearnos que esto es un bache. En Galicia también tenemos otra empresas y se notan igualmente las dificultades», apunta, para recordar a continuación las palabras de su padre: «Él siempre dice que lo importante es buscarse la vida, no importa dónde. Al fin y al cabo, ya estoy fuera de Galicia. ¿Qué diferencia hay entonces entre que sea en el archipiélago canario o en Cabo Verde?».

Fernando López comparte con Román Bugarín el optimismo sobre el futuro, aunque la alternativa que contempla frente a la crisis inmobiliaria de Fuerteventura es diferente. «Este parón durará un par de años y era previsible que ocurriera, porque todo el mundo se metió a la promoción y se saturó el mercado», comenta el responsable de Servicon Islas, y añade que, aunque tiene prevista una nueva promoción de nueve viviendas, no la comenzará hasta que haya vendido la mitad de la que está concluyendo actualmente, un edificio que se llamará Salnés -pisos de dos dormitorios en el centro de Puerto del Rosario a 132.000 euros-, para evitar «agobios económicos».

«Y si la cosa no va bien, posiblemente nos reciclemos y volvamos a trabajar por subcontrata con empresas grandes, como OHL, en obra pública, como la segunda fase del hospital, un colegio o el palacio de congresos», añade Fernando, y puntualiza que solo subcontrataría obra civil. «Jamás volvería a trabajar para constructores privados, después de la mala experiencia de que en un año nos devolvieran un millón de euros en pagarés», subraya.

Viaja con frecuencia a Sanxenxo, donde tiene casa, pero tiene claro que también Fuerteventura es su hogar. Y no quiere renunciar a él.