El petróleo ha vuelto a las andadas y ya exhibe nuevos máximos históricos en su haber. Los ha alcanzado esta misma semana: 99,22 dólares, en el caso del brent (la referencia en Europa) y 101,32, en el del west texas (el referente estadounidense) y lo ha hecho espoleado no solo por el temor a una reducción de la oferta, sino también, y en buena medida, por las maniobras especulativas de algunos grandes inversores.
Es verdad que en el mercado se ha instalado el miedo a que la OPEP decida, en su reunión del próximo 5 de marzo, dejar de bombear crudo al ritmo actual y recortar su producción (el cartel controla el 40% de la oferta mundial y un 75% de las reservas probadas). Pero no es menos cierto que el petróleo ha acabado conviertiéndose en una víctima colateral de la reciente tormenta bursátil. Las bolsas no están para muchas alegrías: Ha pasado un mes desde el último lunes negro y el escenario apenas ha cambiado (persisten las dudas sobre la economía mundial y la crisis del crédito no remite). De ahí que muchos fondos especulativos dirijan sus miras al mercado del crudo en busca de rentabilidad.
Pero, independientemente de sus causas, lo que es evidente es que esta nueva galopada del oro negro amenaza con disparar aún más una inflación ya desbocada, sobre todo, en el caso de España. Con el barril de petróleo a cien dólares o rondando ese nivel las expectativas de reducción de los precios a partir de la primavera se complican.
Llenar el depósito
Como muestra un botón: llenar el depósito del coche cuesta hoy cerca de un euro más que hace una semana. Si la comparación se realiza con los costes de hace un año, la diferencia se amplia a 8,6 euros, en el caso de la gasolina; y a 10,2 euros, en el del gasoil.
Por si esto fuera poco, todo parece indicar que los maltrechos bolsillos de los consumidores tendrán que esperar para verse aliviados por los efectos de un nuevo recorte de tipos. Y es que la escalada del petróleo complica sobremanera la labor de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo, que están tratando por todos los medios de lidiar con las presiones inflacionistas mientras asisten a la desaceleración a marchas forzadas de sus economías, lastradas por los efectos de la crisis financiera internacional.
Diferencias
La autoridad monetaria europea, por boca de su presidente, Jean Claude Trichet, ya ha dejado claro en las últimas ocasiones que ha tenido que su prioridad sigue siendo la batalla contra la inflación y que no está dispuesto a ceder a las presiones de los que reclaman un gesto suyo en la lucha contra la desaceleración.