Jeff Adrien pasó su particular calvario en la jornada de ayer. El estadounidense del Breogán, cuya madre se encontraba en Haití cuando un terremoto de siete grados de magnitud en la escala de Ritcher sacudió el país caribeño, vivió una noche cargada de inquietud ante la imposibilidad de localizarla. Por fortuna, pasado el mediodía, el jugador por fin pudo contactar con su progenitora y respiró más tranquilo.
A causa de la mala noche que pasó por su situación personal, Adrien solicitó permiso al Breogán para no ejercitarse junto con sus compañeros en la sesión de entrenamiento de ayer, que tuvo lugar por la mañana. Según explicó el técnico Rubén Domínguez, el jugador estaba «estaba muy preocupado».
El preparador del Breogán, antes de que se conociese el desenlace de la situación, explicó que «para que venga a entrenarse y tenga la cabeza en otra parte, es mejor que esté en casa intentando contactar con ella».
Acerca del terremoto, el primer ministro haitiano cifró en «cientos de miles» los fallecidos a causa del seísmo, que tuvo lugar a unos quince kilómetros de la capital Puerto Príncipe.