El deportista mejor pagado del mundo no competirá durante un tiempo. Tiger Woods anunció el viernes por la tarde -ya sábado de madrugada en España- su retirada de forma «indefinida» de la competición, con lo que complica sus gran reto de convertirse en el más grande golfista de todos los tiempos. El accidente de coche que sufrió el 27 de noviembre junto a su casa desencadenó una serie de líos que le aconsejan parar. En un comunicado de cuatro párrafos, el jugador admite ahora haber traicionado a su mujer, la modelo sueca Elin Nordegren, madre de sus dos hijos. «Soy profundamente consciente de la desilusión y el daño que mi infidelidad ha causado a tanta gente, sobre todo a mi mujer y a mis hijos», reconce el jugador, de 33 años, sometido a una presión continua durante las dos últimas semanas, con supuestas revelaciones sobre escándalos sexuales.
Ya el 2 de diciembre había admitido algunas «transgresiones», pero ahora quiere reconducir su matrimonio. «Tras un período de análisis, he decidido tomar un descanso indefinido del golf profesional. Necesito concentrar mi atención en ser un mejor esposo, padre y persona», indica en su comunicado. «Quiero repetir de nuevo a todos que estoy profundamente arrepentido y pido perdón. Podría no ser posible reparar el daño que he hecho, pero quiero hacer lo mejor para intentarlo», añade Woods.
Pionero al derribar barreras y triunfar en un deporte durante años complicado para los jugadores de raza negra, envuelto en una imagen modélica, de atleta asombroso, deportista sacrificado, perfeccionista y con una fortaleza mental fuera de lo normal, una crisis familiar afecta ahora a Woods. Los problemas personales en los que se ve envuelto -con acusaciones y rumores sexuales de todo tipo- afectan ya a su dimensión como deportista. De entrada, Woods se complica el gran reto que tiene desde niño, superar los 18 títulos del Grand Slam que ganó Jack Nicklaus. El californiano suma 14, aunque no gana ninguno desde junio del 2008, cuando venció en el US Open pese a competir durante cinco días con sus dos rodillas gravemente dañadas.
Ni la muerte en el año 2006 de su padre -una figura además clave en su programación como deportista-, ni las dos ocasiones en las que tuvo que pasar por el quirófano llegaron a afectar gravemente a la carrera de Woods. De hecho, aunque lleva año y medio sin ganar majors , esta temporada encadenó seis títulos y no vio peligrar su liderato en el ránking mundial.
Pérdida de patrocinios
Rey Midas del golf, junto a su dimensión deportiva viaja siempre la económica. Jugador mejor parago del mundo, con unas ganancias estimadas por Forbes en más de 1.000 millones de dólares entre premios y patrocinios, la crisis le acabará afectando. Los anuncios que protagoniza, llevan tiempo fuera de los horarios de máxima audiencia televisiva. «Cada patrocinador tiene sus propias consideraciones y las decisiones que tomen serán plenamente entendidas y aceptadas», explica Mark Steinberg, agente y amigo personal de Woods. Pepsi ya anunció la retirada de la bebida Gatorade Tiger Focus, aunque desvinculó el anuncio de las polémicas que envuelven al jugador. Vende su imagen a firmas como Nike, Gillette, Electronic Arts, Accenture, American Express, General Mills...
Otro de sus patrocinadores, AT?&?T, envió su apoyo al jugador, para matizar después que está «evaluando» su «relación actual con él».
«Quisiera pedir a todos, incluidos mis fans, las buenas personas de mi fundación, mis socios en los negocios, el circuito de la PGA y mis compañeros rivales, su comprensión. Lo más importante ahora es que mi familia tenga el tiempo, la privacidad y la protección que necesita para recuperarse», añade sobre ese tema.
Con su ausencia, se resiente el golf. Cuando no juega, bajan las audiencias televisivas. El circuito de la PGA también emitió un comunicado sobre su retirada indifinida. «Sus prioridades están donde deben estar, y continuaremos respetando y honrando la solicitud de privacidad de su familia», indica el comunicado. «Esperamos su regreso cuando crea que es el momento indicado», dice la nota.