El quiebro mágico de Diego Castro

Pedro J. Barreiros

DEPORTES

El gallego del Sporting, que marcó al Tenerife su cuarto gol de la temporada, también se destaca en las estadísticas como uno de los mejores regateadores de la Liga

10 dic 2009 . Actualizado a las 02:24 h.

Diego Castro no golea, enamora. Su diana frente al Tenerife, aunque no valió para que el Sporting de Gijón ganase, volvió a figurar entre las más aplaudidas de la jornada. Controló con la izquierda en la frontal del área y, sin solución de continuidad, fusiló a Sergio Aragoneses. Una obra de arte con protagonistas pontevedreses -el mediapunta es de Poio y su rival del pasado domingo de Porriño- que estuvieron a punto de compartir vestuario en Pasarón. Mientras el hijo de Castro Santos apuraba su formación en el A Seca para debutar con el equipo capitalino, este traspasaba al guardameta, que ponía rumbo a su primera etapa en el equipo canario.

El tanto, el segundo en un mes después del que anotó en Riazor uno de los mayores talentos del fútbol gallego actual, subraya su fenomenal momento de forma. En las estadísticas, Castro (Pontevedra, 1982) figura como el séptimo mejor regateador de la Liga, por delante del mismísimo Kaká, con 1 cada 18 minutos. Un recurso del que saca partido gracias a su extremada destreza con las dos piernas. Y es que, aunque juega volcado a la banda izquierda, tiene un guante en el pie derecho. «La verdad es que cuando me retire voy a tener vídeos de goles a barrer», dice.

El resto corre a cuenta de su talento, su rapidez mental y su pillería, esa mezcla de frescura innata y de fútbol de calle, como si Diego Castro nunca hubiera salido del barrio y no levantase la admiración de miles de aficionados cada domingo. Los mimos de Preciado -«desde que llegué a Gijón he dado el salto de calidad que me hacía falta y necesitaba. Me encontré con un grupo genial que te deja trabajar a tope», repite-, su perfecta integración en una ciudad muy parecida a las gallegas y el empuje de la afición dispararon su rendimiento. «Todos los equipos dicen que tienen a los mejores seguidores, pero en nuestro caso es muy difícil que les podamos pedir más. Es tremendo que te siga tanta gente. La afición es el gran patrimonio de este club», agrega.

Además, el sportinguista marcha sexto en la clasificación del goleador más valioso, que elabora la agencia Efe y distingue a aquel cuyos tantos sean más decisivos en la consecución de puntos para su equipo. Al término de la decimotercera jornada, tiene 15 puntos, los mismos que Cristiano Ronaldo y Messi, aunque menos de la mitad de los que acumula otro ídolo del Molinón, el valencianista Villa, líder con 36. «Son cifras importantes para un futbolista como yo, que no tira penaltis y juega casi siempre en banda, donde la cualidad más valorada es darlos, asistir a tus compañeros, no marcarlos», señala el mediapunta, uno de los favoritos de los usuarios de YouTube, a juzgar por los numerosos vídeos de sus golazos que se pueden recordar desde Internet.

Renovación

Diego Castro había cerrado la temporada pasada con siete tantos, a solo uno del mejor registro anotador de los futbolistas gallegos de Primera División en los últimos quince años. Ahora lleva cuatro y si mantiene el ritmo, volverá a tener el récord a tiro.

Un camino hacia el éxito y el reconocimiento que no le fue fácil. Primero tuvo que emigrar a Málaga con 21 años después de que lo negasen una oportunidad los principales equipos de Galicia. Allí debutó en Primera en el 2005, pero en una época en la que los bajitos del Barcelona (Xavi, Iniesta y Messi) dominan el fútbol mundial, el gallego (que mide 1,74 metros) tuvo que callar muchas bocas que lo acusaban de una supuesta inferioridad física.

En el Sporting, con el que ascendió a Primera junto al portero de Chantada Roberto Fernández, ya preparan su renovación. Cerrada la del entrenador Preciado hace quince días, el contrato del jugador, que vence en junio del 2011, figura el siguiente en la lista, habida cuenta de que se trata de uno de los jugadores más apetecibles de la Liga. «Todavía no nos hemos sentado, pero hay ganas por ambas partes», afirma.