El Deportivo viajará en autocar a Santander. Los desplazamientos para jugar en el norte siempre resultaron mejores que cruzar toda España por carretera rumbo a Valencia o Barcelona, hacia donde el equipo acostumbraba a emprender viaje en la tarde del jueves, después de entrenar por la mañana en Riazor. Esto, si la permanente deuda del club con Modesto López, gran deportivista y propietario de Viajes Cantabria, lo permitía. De lo contrario, los desplazamientos se iniciaban a las 7 de la mañana del viernes para concluir en las últimas horas del sábado, tanto en Valencia como si había que jugar en Barcelona. En ocasiones, las duras nevadas invernales obligaban a viajar en tren, creando un problema económico al club.
Ir a Asturias, como a Cantabria, en los años cincuenta, ofrecía un especial aliciente: parar en Otur y comer en Casa Consuelo, que ya entonces gozaba de prestigio porque la buena de Consuelo se lo venía ganando con los platos que preparaba en su cocina bilbaína. No podría hablar de los desplazamientos a Gijón, Avilés, Oviedo y Santander sin recordar al señor Roca que, para el Deportivo y seguidores, instituyó una parada fija en Vilalba. Allí, en el café Roca, tanto a la ida como a la vuelta, el deportivismo tenía una cita.