El Celta B se postula para el play off

VIGO

13 abr 2009 . Actualizado a las 17:44 h.

Mientras el Celta sufre en Segunda como un esprínter que, sin pretenderlo, se ve subiendo el Angliru o el Alpe d'Huez, su filial disfruta rodando en Segunda B. Al menos es lo que demostró frente al Ciudad de Santiago, que en la primera parte se vio obligado a jugar al paso que le marcaban los vigueses.

Los verdiblancos acusaron más que nunca la falta de alas, debido a las ausencias de Franqueira, lesionado, y David Pérez, por el fallecimiento de un familiar. En el centro del campo, Julen y Raúl García se fajaron en la contención y participaron menos en la elaboración, en parte por el empuje olívico y en parte porque tampoco son jugadores para llevar el peso de la distribución. De ese modo, Marcos Suárez y Maikel, bien vigilados por los centrales Richi y Túñez, con la ayuda de Candela, apenas recibían balones.

Por contra, el Celta sí encontraba argumentos y fórmulas para llegar a la portería de Mackay. Arriba tiene a una tanqueta, Oriol Riera, que saca provecho de su corpulencia y de un más que aceptable manejo del balón con los pies. Por detrás aparecen como centellas Chupe, Aspas y Pedro, siempre atentos a ofrecerse y buscar desmarques. Los movimientos están muy mecanizados, tanto que a veces el equipo los ejecuta de memoria.

En la primera parte la iniciativa fue claramente olívica y, de no ser por Mackay, los visitantes se hubiesen ido con ventaja en el marcador. A los trece minutos, Chupe voleó y el arquero voló para enviar a córner. Dos más tarde, Pedro se hizo sitio, chutó y el portero blocó. Y en el veinticinco, Iago Aspas filtró un pase entre los centrales y el guardameta le aguantó bien en el mano a mano al ocho olívico. El gol llegó, sin embargo, nada más regresar los equipos del intermedio, en el primer córner. Riera se anticipó al portero y a la zaga para empujar el balón a la red.

Poco después Luisito movió pieza. Retiró a Rafa, cuando más estaba entrando en juego, y sacó a un pasador, Gonzalo. Marcos Suárez se pegó a la izquierda y Jesús Sánchez volvió a la derecha. Más tarde también le dio minutos a Dopico y Zabala, pero nada cambió. De hecho, estuvo más cerca el segundo para el Celta B que el del empate para el Ciudad de Santiago, hasta que llegó el tiempo añadido. En todo el partido, el Ciudad no fue capaz de chutar entre los tres palos.

El filial celeste puede seguir soñando con el play off.