Un penalti sobre Lassad permitió a los coruñeses igualar frente a un Mallorca que lo llegó a arrinconar. Los blanquiazules carecieron de remate en la primera mitad.
09 feb 2009 . Actualizado a las 14:05 h.El Dépor salvó un punto ante el colista, que lo tuvo arrinconado en la segunda mitad pero que acabó firmando la igualada.
El Mallorca es un equipo deconstruido. En verano vendió a nueve titulares y media Liga después todavía juega como si estuviese en pretemporada. Sus jugadores se desconocen: si el delantero se desmarca hacia la derecha, el centrocampista se la envía a la izquierda. Manzano, aferrado a un clásico 4-4-2, ordenó escorar el ataque a la izquierda, con Arango y Jurado buscando las cosquillas a Piscu, que muy pronto (min 14) vio una de esas amarillas que un árbitro jamás osaría mostrar a un veterano. A raíz de esa obstrucción castigada en exceso, llegó la ocasión más clara del Mallorca en la primera mitad, un golpeo de Scaloni, desde fuera del área y con los ojos abiertos, que Aranzubia facturó a córner. Idéntica réplica tuvieron un disparo liftado de Jurado (min 27) y un golpe franco de Arango (min 30).
Las primeras ocasiones claras fueron para el Mallorca, pues el Dépor mantuvo el control del partido, pero careció de mordiente atacante hasta el ocaso del primer tiempo. Las ayudas defensivas de Valerón y Lafita al trivote originaron una superioridad en mediocampo, de la que manó una catarata de robos de balón. Los coruñeses cocinaron a fuego lento el ataque, con el canario y Verdú poniendo la sal del último pase. La mayoría de esas ofensivas acabaron en disparos desviados de Riki. O ni eso: el madrileño cortó el aire con su bota (min 28) a pase de la muerte de Verdú, en la que fue la jugada que más inquietó en ese primer acto a la resignada afición del Mallorca (ni anima) hasta que el Dépor sacó los dientes a cinco minutos del descanso. Un pase panorámico de Zé Castro desde la defensa llegó a Riki, que perdió el mano a pie con Aouate (min 41). El ex deportivista respondió de modo felino tres minutos después a un zurdazo de De Guzmán.
El fútbol de Valerón
La segunda mitad arrancó con la enésima delicatesen de Valerón, que ve el fútbol en 3D. Riki supo ver el desmarque, pero no la portería: envió el cuero a las nubes de Mallorca, que amenazaron durante toda la tarde una lluvia que no llegó a caer. Los locales siguieron a lo suyo, explotando las bandas, el punto frágil del 4-3-2-1 deportivista. Por la derecha se desangraron los blanquiazules, pues Piscu vivió el partido en permanente estado de nervios. En un saque de banda, Corrales, que poco antes había rondado el gol, centró desde esa banda para Aduriz, que ganó la espalda a Zé Castro y cabeceó a las mallas (min 55).
El tanto logró diluir al Dépor, al que Arango y sobre todo David Navarro, con un disparo al larguero (min 70), pudieron apuntillar. Lotina sentó a Juan Carlos Valerón para apostarlo todo a Lassad, que provocó lo que el árbitro interpretó como penalti (min 76). Joan Verdú lo transformó y colocó el empate a uno. Entonces fue el Mallorca el que se diluyó, y más tras quedarse con diez a falta de ocho minutos. El Dépor empujó con ahínco entonces. A buenas horas.