El conjunto de Javi Gracia se despidió del ansiado ascenso ante el Ceuta con el cántabro en Pasarón
PONTEVEDRA
Ya es mala suerte. El Pontevedra despidió la temporada pasada con Francisco Manuel Arias López como director de orquesta y empezó la actual con él ante el Real Oviedo en el Carlos Tartiere. También son coincidentes los desenlaces de ambos encuentros porque el conjunto granate sumó dos dolorosas derrotas en la fase de ascenso y en la Copa del Rey. Vamos, que su designación es un seguro de muerte competitiva.
Hay que recordar que el Ceuta se presentara en Pasarón con la complicada misión de marcar al menos un tanto para no quedar apeado de la primera eliminatoria de la promoción porque había cedido un empate en el Alfonso Murube (1-1). En esa ocasión, las decisiones del cántabro no fueron determinantes porque el Pontevedra no realizó un buen partido, pero favoreció el juego destructivo del Ceuta al pasar por alto las duras entradas de sus futbolistas y eso mina. A Pepe Martínez le perdonó la expulsión. Charles recibió un buen número de patadas de este jugador, que acabó el encuentro sin recibir una sola amarilla.
Muy riguroso con los locales
Lo curioso es que se mostró tremendamente riguroso con los hombres de Javi Gracia, que sin practicar un juego violento se llevaron las mismas tres cartulinas (Charles, Bermudo y Sergio Castaño) que vieron los expeditivos jugadores ceutíes. Como es lógico, los más de 10.000 aficionados que poblaban las gradas de Pasarón cargaron sus iras contra la figura de Francisco Manuel Arias López, que parece crecerse en los ambientes hostiles.
Tino Rascado, jefe de deportes de La Voz de Galicia en Pontevedra no dudó en tildar su actuación como de anticasera. Además, le dedicó unas breves palabras en la crónica: «También le favorecieron las decisiones del árbitro cántabro Arias López, que en muchos momentos se convirtió en la diana de las iras de los aficionados granates».