La revolución que el soporte digital ha traído a la fotografía no pasa desapercibida para Dolores Sánchez, quien explica que es una de las causas por las que últimamente ha probado con nuevas formas de expresión, como la escultura o la pintura. «Cuando comencé a estudiar fotografía -explica la artista- la gente no se atrevía a hacer fotos porque le tenían miedo, pensaban que podía salir todo el carrete mal iluminado, fuera de foco? Y ahora cualquiera es fotógrafo».
La artista subraya a este respecto lo que algunos consideran una banalización de la fotografía. «Venía en el autobús viendo a un grupo de turistas y todos tenían su cámara -cuenta- le sacaban fotos a absolutamente todo. Así, ni siquiera piensas, ¿para qué vas a pensar? La cámara es la que piensa por ti. Pero si lo que pretendes es elaborar conceptos, tienes que buscar otros métodos».
A su juicio, esta democratización de la fotografía no aporta necesariamente una mejora cualitativa. «A mí personalmente me fastidia un poco esa tendencia. Porque aunque creo que esa espontaneidad a veces está bien, con la cámara soy bastante purista y me gusta perseguir cierta perfección», declara la fotógrafa.