El responsable quemó dos alpendres de una misma familia esta semana
08 jul 2011 . Actualizado a las 13:00 h.La familia Blanco Mourelle, de O Comareiro, en Serramo (Vimianzo) está siendo acosada por un pirómano que en la última semana ha quemado dos cobertizos aledaños a su vivienda y los mantiene permanentemente en vilo porque no es la primera vez que les sucede algo parecido. Hace algo más de cinco años, en febrero del 2006, sus pertenencias y las de otros vecinos sufrieron daños valorados en decenas de miles de euros y temen que la historia se repita.
Por lo de pronto, después del suceso del lunes, en el que perdieron 500 pacas de heno, el tejado de un alpendre y algunos aperos agrícolas, el miércoles fueron objeto de un nuevo ataque, esta vez en el almacén de la leña. Francisco Manuel, el cabeza de familia, que está retirado debido a una grave enfermedad, explica que se encontraba viendo la televisión sobre las once de la mañana, cuando su ahijada Belén lo alertó de que el fuego se estaba cebando de nuevo con sus pertenencias. «Eu saín cunha mangueira, pero entre que non podo moito e que non daba ben o largo fun incapaz de paralo», explica el hombre, que se siente impotente ante lo que le está viviendo.
Su esposa, María del Carmen, se encontraba realizando trabajos agrícolas en una finca y, al ver la columna de humo que ascendía próxima a su casa, acudió de inmediato. «Viña coa nena e xa dixen que correra que chamase aos bombeiros, porque xa nos estaba ardendo outra vez. Eu xa mo temía e penso que aínda non ha de parar aquí», aventura la afectada.
Ambos coinciden en que solo la intervención providencial de Serafín, uno de sus hijos menores, evitó que los destrozos fuesen mayores.
«Xa deixara o tractor coa cisterna cargada aquí xunto da casa polo que poidera pasar e boteille a agua. Despois acabárono de apagar os bombeiros», relató el joven, que está dispuesto a lo que sea necesario por defender a su familia, aunque no tiene un sospechoso definido y menos entre sus vecinos, porque asegura que en O Comareiro «lévase ben todo o mundo».
Su padre, que sabe a ciencia cierta quien causó los destrozos del 2006, se muestra más radical y asegura que hará lo que sea necesario para proteger sus bienes y a su familia: «Xa llo dixen á Garda Civil. Eu irei para o cárcere, pero de momento co gatillo de escopeta aínda podo e, se o collo no sitio, mátoo».
Marisa, otra de las hijas del matrimonio, que ha sido la encargada de estar en contacto con los servicios de emergencia destaca el trabajo realizado por los equipos de extinción que «aínda que tardaron moito en chegar traballaron a reo» y descarta una de las hipótesis manejadas. «Din que como a casa é da renda, queren que a deixemos e por iso lle poñen o lume aos cabanotes, pero iso non ten sentido porque da outra vez, os donos repuxeron un dos teitos queimados. Non o ía incendiar para despois pagalo», sentencia.
Entre tanto, los agentes de la Guardia Civil realizan rondas diarias por O Comareiro, con la idea de localizar alguna pista que les conduzca hasta el responsable y el resto de vecinos tampoco las tienen todas consigo, porque piensan que, como ocurrió en el 2006, los siguientes pueden ser ellos.