La oleada de robos continúa y castiga a la hostelería de Ribeira

BARBANZA

Algunos de los locales afectados tienen alarma y todos están situados en pleno casco urbano de Santa Uxía

29 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La crisis no es, ni de lejos, la única que se ha conjurado contra los comercios y establecimientos de ocio de la comarca. De hecho, al menos en Ribeira, los hosteleros se muestran más preocupados por la oleada de robos que por los malos tiempos económicos. Sirva como ejemplo el bar O Franco, cuya propietaria desayunaba ayer con una desagradable noticia: los ladrones se habían colado en su establecimiento por segunda vez en una semana. Además, esta mujer no era la única que echaba pestes contra la inseguridad que padecen los locales, desde el restaurante Penín, el bar Oliver y Stanley o el Snack La Casa del Mejillón, también afectados por sustracciones en los últimos días, los empresarios llegaban a una misma conclusión: «Estamos indefensos, os cacos dormen un día dentro e saen sen problema ningún».

En la cervecería O Franco no daban crédito a lo ocurrido. En solo una semana, los ladrones se llevaron por delante dos veces los cristales de una ventana y, también, lo que había en la caja registradora. Ayer, la propietaria ya estaba en negociaciones con una empresa de vigilancia: «Temos alarma, pero aumentaremos as medidas, porque non podemos vir todos os días pensando en se nos toparemos os cristais destrozados», decía.

Más tajantes se mostraban en el Oliver, también en el Malecón. Están pensando en dejar un perro dentro del establecimiento. Esta idea se la están planteando desde que, en la madrugada del lunes, los cacos les rompieron dos cristaleras, se llevaron 300 euros y destrozaron un portátil. «Igual con un perro, un pit bull o así, paramos esto».

Cuantiosos daños

Más pesimistas se mostraban en el restaurante Penín. «Economicamente non podemos poñer máis seguridade, non hai forma de paralos. Aquí incluso soou a alarma, pero fuxiron antes de que os pillasen». ¿Qué se llevaron? La calderilla de la registradora. Eso sí, rompieron la puerta. En iguales condiciones estaba ayer el dueño del Snack, que el domingo amaneció con daños valorados en 300 euros.