Rosa Campos es la clarinetista coprincipal de la orquesta Halle de Manchester. Formada en el Conservatorio de Vigo, donde nació hace 31 años, no tuvo más remedio que emigrar si quería hacer carrera. Como tantos otros jóvenes músicos, científicos, ingenieros... La propia Rosa define la situación en una frase certera: «Lo que sobra en Vigo es talento, lo que faltan son oportunidades».
Charlamos mientras se prueba el traje que ha elegido para el concierto de mañana. Y es que, atendiendo a la llamada de su amigo Javier Escobar ?«está haciendo un gran trabajo», afirma?, uno de los impulsores de la orquesta Vigo 430, se ha plantado en la ciudad con tres de sus clarinetes. Curiosamente, actuará con uno prestado porque Mozart, en concreto su Concierto en La mayor KV 622, que es el que interpretará, requiere el di basseto, que es justo el que no ha traído.
Será esta la primera vez que Rosa actúe en Vigo después de once años. Está feliz, pero aún se sintió más hace dos años cuando sus ex compañeros de la banda de música de Beade le pidieron que impartiera un curso. Y es que Beade es su cuna musical y Luis Campos, su padre, el culpable de su profesión. «Cuando era niña me llevaba todos los domingos a ver los conciertos de la banda». La familia residía muy cerca del Castro, así es que la matricularon en el Conservatorio Superior. Tenía 8 años.
Enseguida demostró dotes musicales, así es que como lo de su padre eran las bandas, con nueve años se incorporó a la disciplina de la de Beade, que ya no abandonaría hasta cumplir los 21, que fue cuando, por consejo de Joan Enric Lluna, al que había confesado su interés por la música de orquesta, puso canal de la Mancha de por medio.
No hablaba inglés, pero manejaba con soltura el lenguaje universal de las corcheas y las fusas, así es que con 26 años ganó su plaza de clarinetista en la Halle. «Con la primera nómina me compré un requinto», recuerda. Desde entonces ha recorrido medio mundo con su clarinete: Taiwán, Corea, Suecia, Alemania, toda América del Sur, Tailandia... De momento no se plantea volver a Vigo, salvo si un amigo como Javier le pide una colaboración puntual. La cita, bajo la batuta de Alejandro Garrido, mañana, en el auditorio municipal.
Poesía
Vivir de la poesía, salvo contadas excepciones, es imposible, casi tanto como para algunos vivir sin poesía. Es el caso de Igor Elessp que, de domingo a domingo, se entrega durante horas en cuerpo y espíritu al verso libre. Prepara el escritor la última parte de la trilogía que inició con el extraordinario y desasosegante Los paraísos suspendidos (abstenerse depresivos y pesimistas), y siguió luego con Amanecer de una estrella oscura, en el que ya se vislumbra la salida del infierno, esto es, se da un respiro a sí mismo y al lector.
Se supone que la que está en el horno es el regreso definitivo a la luz. Como suba el ánimo en la proporción que lo baja los Paraísos, tendría que ser lectura obligatoria. A ver.