El Celta sale del descenso arrollando al Elche en un notable segundo acto

X.R. Castro

SANTIAGO

Roberto Lago y Catalá, dos defensas, marcaron los tantos de un equipo que hizo ocasiones para golear

14 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Una docena de jornadas después el Celta sale del descenso tras encadenar al fin dos victorias consecutivas. Lo hizo con un segundo tiempo intenso con dos goles que partieron de la línea defensiva y con susto final por indultar al rival cuando la goleada se mascaba en Balaídos. El Elche no aprovechó las dudas celestes del primer tiempo y después cedió a la estampida local. El 2-1 solo puede considerarse un accidente, aunque el susto volviese a planear sobre Balaídos.

El Celta del cambio, con un sistema maquillado y con Iago Aspas como mariscal apareció en el segundo tiempo. Después de un primer acto jugado a impulsos. Con una buena salida de Botelho, con dos balones francos casi consecutivos que no encontraron destino y con un Elche que demostraba su claridad de ideas y su tensión, aunque estaba obligado a vivir lejos de Falcón.

Pero esas dudas que pudo generar el primer acto se convirtieron en papel mojado a la vuelta del vestuario. El Celta volvió precipitado y desbocado, pero enseguida se encontró con el premio a su esfuerzo. A falta de goles de los delanteros, apareció la defensa en estado de gracia. Primero para que Roberto Lago conectase el zurdazo de su vida para anotar el primer tanto camino de la hora de juego. El lateral se encontró con el balón en la frontal y le pegó semejante zapatazo que cuando Caballero se estiró, el esférico ya dormitaba en el fondo de la red.

El gol obligó, casi por decreto, al Elche a asumir la iniciativa y a dar un paso al frente, pero el Celta se negó a recular. Decidió esperar en el centro del campo para desde ahí asentar un golpe letal a su adversario. En una contra Saulo cayó en el pico del área y desde ese rincón funcionó la libreta. Catalá se colocó para rematar la falta y el testarazo del central se convirtió en el segundo gol.

A partir de aquí llegó el festival. La estampida celeste se encontró con un paraíso de espacios y tan solo la osadía de Botehlo y el acierto de Caballero impidieron que la afición de Balaídos pudiese al fin saborear una goleada. El brasileño reconvertido a interior se inventó dos vaselinas a un palmo del portero, Aspas no pudo culminar su reconversión en un mano a mano con el meta argentino y hasta Abalo pudo hacer diana. Pero de nuevo faltó la puntilla.

Y aunque el partido no parecía correr peligro alguno con este Celta nunca se sabe. Menos mal que los ilicitanos no acortaron distancias hasta la penúltima jugada del partido tras un saque de córner que remató Crespí. Restaba un minuto de prolongación y Balaídos refrescó la memoria. El Elche había empatado a dos goles en sus tres últimas visitas y pensar en una cuarta no sería del todo descabellado. Menos mal que no tuvo tiempo ni para montar una llegada más a los dominios de Falcón y los celestes pudieron respirar.

Especialmente Eusebio, que coge oxígeno y deja de tener la amenaza del despido encima. Aunque la tarea sigue siendo la misma: comer el turrón fuera de la zona roja y para eso el equipo vigués está obligado a no regresar de vacío de su último viaje del año.