Un centenar de niñas participaron en la exhibición celebrada en la localidad bergantiñana La exhibición de gimnasia rítmica y aeróbic de Cabana duró poco más de una hora. Tiempo suficiente para comprobar que el cuerpo humano, si se trabaja, se estira y se encoge como un chicle. El centenar de niñas participantes demostraron que coordinar el cuerpo con el ritmo de la música puede aparentar una tarea fácil, aunque lleve mucho trabajo detrás. Los familiares, que poblaron las gradas del pabellón de la localidad premiaron la actuación de los infantes con sonoras y constantes ovaciones. ¿Quién ganó? Eso era lo de menos ayer.