O Carballiño dedicó su Festa do Pulpo al país azteca para apoyarlo en su delicada situación sanitaria y para agradecer su hospitalidad con los emigrantes gallegos
10 ago 2009 . Actualizado a las 02:31 h.México fue este año el país homenajeado en la Festa do Pulpo de O Carballiño, adonde llegaron miles de personas para participar en una de las convocatorias gastronómicas más esperadas del verano. Y el homenaje al país centroamericano tenía una doble vertiente: como gesto de solidaridad por la difícil situación sanitaria que vive desde hace meses y por la gran hospitalidad demostrada siempre con los emigrantes gallegos, muchos de ellos de la provincia de Ourense y, sobre todo, de la comarca carballiñesa.
A primeras horas de la mañana, una charanga recorría las calles del centro de O Carballiño reproduciendo la banda sonora de Misión imposible, mientras muchos jóvenes aún no habían terminado de despedir la noche anterior. Era un anticipo de lo que suele ser habitual en la romería más multitudinaria e internacional de Galicia. Esta vez, sin embargo, se notó un descenso de público con respecto a ediciones anteriores.
Y es que la crisis también llegó al pulpo, aunque desde la organización se empeñasen en hablar de unas 70.000 personas que casi nadie conseguía contabilizar; aunque la cantidad tampoco lo es todo porque la expectación fue la misma de siempre. En el parque se repartieron casi trescientos puestos ambulantes de todo tipo de productos, mientras que otros veinte se quedaron fuera. Las veintiocho pulperías instaladas tuvieron suertes dispares en cuanto al beneficio económico obtenido. Nada como las cajas registradoras para certificar que la afluencia fue menor que otros años.
También puede tener que ver la coincidencia de multitud de ofertas de ocio, tanto gastronómicas como culturales, a lo largo y ancho de Galicia.
La gastronomía tradicional se hermanó esta vez en O Carballiño con la cocina mexicana, y en el parque no solo podían encontrarse productos tradicionales de Galicia como el churrasco, la chuleta de ternera, el pan de Cea y la carne ao caldeiro, sino también un buen surtido de enchiladas, alambres y otras suculencias típicas del país azteca.
En el recinto oficial, con capacidad para 1.500 comensales, se degustaron una buena parte de las 35 toneladas de pulpo que se habían preparado para la edición número 47 de una cita culinaria que es, además, punto de encuentro anual para familias, amigos y emigrantes.
Aunque no hubo que lamentar incidentes relevantes, sí se oyeron algunas quejas por la mala organización en las mesas, sobre todo, en las dedicadas a los invitados. Los asientos se ocuparon sin ningún tipo de control al principio de la comida, lo que provocó problemas a la hora de tener que disponer de ellos. También se puso en cuestión la limpieza de los servicios.
Por lo demás, las pandillas habituales volvieron a cubrir las largas mesas, dos de ellas presidenciales, para arropar a las autoridades y degustar el amplio menú que, por veinticinco euros, ofrecía la organización: empanada, pulpo á feira, carne ao caldeiro, caldo, pan de Cea, vino de O Ribeiro, agua y refrescos, además de postres típicos como melindres y helado de chocolate. Como colofón se sirvió café de pota, licor café y queimada.
El momento álgido llegó en la sobremesa, donde los conjuros le ponían la banda sonora al aguardiente y competían en protagonismo con la música enxebre que prendía en las gargantas de los comensales. Fuera del recinto arrancaba el festival folclórico y se podían escuchar también las canciones más actuales, todo ello en la zona de la fuente, donde se congregó el mayor número de personas jóvenes. Las 45 peñas reunían a casi 1.400 personas, y muchas hacían su particular alusión a México en los dibujos y en los mensajes de las camisetas diseñadas especialmente para la convocatoria pulpeira de este año.
Hacia las siete de la tarde se unieron a la fiesta los numerosos vecinos que optaron por comer en sus casas o en alguno de los restaurantes del casco urbano carballiñés. Fue una jornada en la que O Carballiño volvió a dejar claro su liderazgo a la hora de preparar el pulpo.