«Es un problema exclusivamente de percepción de la población», aclara el jefe de predicción de Aemet, Ángel Rivera, para explicar el desfase que existe entre los datos reales de temperaturas y precipitaciones y la impresión ciudadana. «El problema -explica- es que la gente hace la comparación con lo que tiene más reciente en su memoria, que fueron los años cálidos que se vienen registrando desde finales del pasado siglo y principios de este, pero si la comparación se hace sobre un período más largo, de treinta años, vemos que, de media, fueron más húmedos y fríos que los que vemos ahora».
En el balance de la primavera en España, lo que desequilibró la balanza fue el mes de mayo, mucho más cálido de lo habitual. De promedio, las temperaturas medias de la estación superaron en un grado a los valores normales para estas fechas. Y las precipitaciones, desde el 1 de octubre, se redujeron un diez por ciento.