México D.F. vive un fin de semana con partidos de fútbol sin espectadores, cines y bares cerrados, mientras las autoridades aconsejan limitar el contacto humano
26 abr 2009 . Actualizado a las 14:30 h.En una ciudad tan contaminada como el Distrito Federal resulta habitual cruzarse con peatones que se protegen de la polución con mascarillas de color azul. Sin embargo, el número de cubrebocas -como se denominan en México- en las calles de la ciudad se ha ido multiplicando exponencialmente desde el viernes, cuando el secretario de Salud del Gobierno Federal, José Ángel Córdova Villalobos, informó oficialmente de la existencia de un brote epidemiológico de una nueva cepa de influenza o gripe porcina en el país.
Los ciudadanos se han tomado al pie de la letra las recomendaciones de prevención de las autoridades, y a día de hoy las mascarillas para prevenir el contagio están agotadas en la mayoría de las farmacias y supermercados, a pesar de que el Ejército ha realizado numerosos repartos gratuitos en las calles.
Así pues, el Distrito Federal, una de las ciudades más pobladas del planeta, se encuentra semivacío y sembrado de máscaras azules. Las escuelas, desde preescolar a la Universidad, están cerradas desde el viernes y dependen de las nuevas cifras de afectados para retomar las clases. Los comercios, bares y restaurantes no han recibido ninguna indicación oficial -aunque la recomendación más común es evitar las aglomeraciones-, por lo que por ahora continúan abiertos, pero muy poco concurridos. Muchos gimnasios y centros de recreación, por su parte, han cancelado las actividades para niños y temen que, si la situación empeora, se vean obligados a cerrar durante varios días. El gobierno del Distrito Federal ha cancelado todos sus actos públicos para los próximos diez días, incluyendo los actos culturales y conciertos como el del grupo finlandés The Rasmus en el Auditorio Nacional.
Cuestionario para volar
El portavoz del aeropuerto internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, Víctor Manuel Mejía, declaró a La Voz de que hasta ahora «no se ha detectado ningún caso» de influenza en los vuelos salientes del D.?F., y que varias brigadas de médicos se encargan de examinar a todos los pasajeros que muestran algún síntoma de padecer la enfermedad.
Antes de embarcar, los viajeros deben responder un cuestionario en el que les preguntan si sufren fiebre mayor de 39 grados, dolores musculares o flujo nasal, entre otros. Si el pasajero contesta afirmativamente se le recomienda que posponga el viaje y un doctor le realiza un examen para descartar que haya contraído la enfermedad. Como medida extraordinaria ante la epidemia, algunas líneas aéreas como Aeroméxico ya están ofreciendo a sus clientes la posibilidad de cambiar la fecha de sus billetes sin ningún coste adicional.
En su conferencia de prensa del viernes, el secretario de Salud tranquilizó a los ciudadanos señalando que se ha producido un descenso en los casos graves de esta enfermedad. Añadió que la forma «más eficaz» de combatir la enfermedad no es la vacuna, sino el antiviral, y aseguró que «tenemos la medicina adecuada y en cantidad suficiente para los casos que se han presentado y puedan presentarse». Mientras tanto, en la calle se extiende el rumor, que ninguna autoridad ha confirmado, de una posible cuarentena si el número de afectados continúa creciendo.
Por ahora, la Secretaría de Salud ha difundido algunos consejos preventivos para evitar el contagio, como no saludar dando la mano ni con un beso, no compartir alimentos, vasos o cubiertos, ventilar los espacios cerrados y lavarse las manos con frecuencia. Las medidas afectan también a los ritos religiosos y el arzobispado dictó las siguientes normas: «Las personas que asisten a la misa que lleven mascarillas. Que los sacerdotes hagan la celebración en la forma más breve posible. Que no haya el signo de la paz, en el cual la gente se saluda. Que la comunión no se dé en la boca, sino en la mano de las personas».