La agencia gallega que busca compañía estable a los gais

Rosa Domínguez

A CORUÑA CIUDAD

Una firma con oficinas en A Coruña y Vigo incorpora nuevos recursos y adapta sus formularios para atender la demanda de personas homosexuales que buscan encontrar pareja no solo para una noche

16 ene 2009 . Actualizado a las 17:40 h.

Apenas un mes. Ese es el tiempo que lleva abierta a la población homosexual una agencia matrimonial en Galicia. Desde mucho antes, el año 92, Lazos tiende puentes entre heterosexuales y por sus oficinas de A Coruña y Vigo pasan de vez en cuando personas que hace tiempo que han dejado de ser clientes, parejas decanas, incluso con hijos, incluidas entre ese 60-70% que encuentran una media naranja... al menos por seis meses. Porque «no somos una agencia de contactos, o al menos no nos gusta llamarlo así por lo que se suele entender por agencia de contactos, nuestra labor va más allá», explica Jorge Jiménez, gerente de la firma.

«La gente que acude a nosotros, homo o heterosexual, no busca un encuentro anónimo de una vez y se acabó, no; muchos buscan todo lo contrario a esas relaciones de una noche que al día siguiente se cruzan por la calle y se giran la cara como si no se conociesen». De ahí, apostilla, que la firma cuente con un psicólogo en plantilla encargado de tratar de encontrar las piezas que más encajen por inquietudes, gustos, formación y también, obviamente, por deseos expresados a través de encuestas pormenorizadas.

Las propias peticiones de los que acuden, llaman o contactan por Internet empujaron al gabinete a incorporar el servicio para parejas del mismo sexo, pero «teníamos que preparar los formularios psicológicos adecuados». Emparejar a dos desconocidos, agencia de por medio, es cuestión de algo más que azar. Esas encuestas, que incluyen, por supuesto, datos sobre estado civil, aficiones y gustos personales, incorporan mayor precisión sobre aspectos que «importan más o a los que presta mayor atención la población homosexual», asegura Jiménez. Se consideró, por ejemplo, que debería incluirse un apartado más exhaustivo sobre el aspecto físico. La experiencia, se explica Jiménez, les indica que entre los heterosexuales la presencia física tiene un peso mínimo, «sobre todo entre las mujeres ?añade?; no piden hombres rubios y con ojos azules, aunque se fijan en la estatura y en que tengan un aspecto aseado normal». Los varones en busca de chicas conceden «algo más de importancia al aspecto, porque hay quien piensa que la gente que acude a las agencias son cocos». Ellos solicitan, por ejemplo, que su posible candidata tenga una determinada constitución: «No las quieren ni muy delgadas, ni muy gordas», resume. Sin embargo, la estética alcanza mayor exigencia, a juicio de Jiménez, entre los homosexuales. «Hay chicos, por ejemplo, que no estarían con otro chico que no tuviese vello; mientras que otros buscan precisamente lo contrario, que no tengan ni un pelo». Algo parecido sucede, afirma, con respecto al comportamientos en la intimidad y otras señales externas, como el lenguaje gestual: «Los ademanes les importan», añade.

Habla Jiménez casi siempre del binomio chico-chico, ya que «por ahora, son los que más llaman, mucho más que ellas», aunque el gabinete oferta sus servicios a las lesbianas y se fija un plazo de dos años para contar con datos representativos. No oculta que se temieron el recelo de la clientela heterosexual, pero «creemos que en cierta forma esto es una labor social y confiamos en la mentalidad abierta de las personas».