Recreadores de la historia

Chelo Lago

PONTEVEDRA

Son de Ponte Sampaio y pertenecen a las Heroicas Alarmas que recuerdan a los héroes de la batalla que se libró en su parroquia contra el ejército napoleónico

07 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La parroquia de Ponte Sampaio vive estos días volcada en el Bicentenario de la famosa batalla que libraron vecinos y ejército contra las tropas napoleónicas en 1809 y que supuso la primera derrota del ejército francés. Los tres miembros de la familia Gómez Iglesias son recreadores de la batalla y pertenecen a las Heroicas Alarmas de Ponte Sampaio, una asociación formada hace unos dos años, en el seno de la Asociación de Vecinos Héroes de Ponte Sampaio 1809. Carmen Iglesias explica que este grupo se formó se creó como homenaje a los campesinos que se alzaron en armas. Todos los años, desde la citada asociación vecinal, se recordaba a los héroes de la contienda, con niños vestidos con el traje regional y una ofrenda floral. «Ahora, con las Alarmas, rendimos homenaje a los campesinos recreándolos en su lucha, ataviados como iban ellos». Su integración en el grupo de recreadores fue un poco atípica. «Hace unos dos años se nos murió una hija, Ana, y necesitábamos hacer algo todos juntos, para distraernos y permanecer unidos -explica la madre-. Ana estuvo ingresada prácticamente los cinco años y medio de su vida, y yo tenía a mi otra hija un poco abandonada, criada con su padre y sus abuelos, me veía muy poquito». Así que decidieron buscar algo que les atrajera a todos y descartado el fútbol, al que es aficionado su marido, lo encontraron. «Nos divertimos mucho, nos reímos, nos olvidamos de las penas... nos sirvió de terapia para unir mucho a la familia», reconoce Carmen. Las Heroicas Alarmas de Ponte Sampaio están formadas por 21 adultos y diez niños, que este año van de tamborileros, marcando el ritmo al que desfilan los demás. Comenta también la labor de investigación que tuvieron que hacer para tratar de recrear fielmente la época de hace doscientos años, desde los trajes hasta las armas. «Vestimos como los campesinos de entonces. Las mujeres con una falda larga y enagua, la pañoleta en la cabeza y un delantal. Lo único que nos distingue de los campesinos es una chaqueta que lleva la cruz de Santiago en el brazo izquierdo. Las chaquetas son todas iguales, y las faldas, de diferentes colores». Falta de liquidez En cuanto a los hombres, llevan trajes de paño, en tono marrón, hasta la rodilla, con polainas y un gorro gallego, y en la chaqueta, también la cruz de Santiago en el brazo izquierdo. Uno de los problemas del grupo es la falta de dinero, pues «no quiero exagerar pero el traje puede costar tranquilamente unos 500 euros que pagamos nosotros, de nuestros bolsillos, desde las telas hasta la hechura». Además de la vestimenta, llevan armas también de época, que van desde chuzos, guadañas, fouces y horquillas de tres ganchos que portaban los campesinos, hasta armas de avancarga. Eso sí, los niños no pueden ir armados, por lo que van con los tambores. Comentan también que los dos últimos meses fueron de mucho trabajo, con reuniones prácticamente diarias para sacar adelante la programación. «Vienen recreadores de Bailén, de A Coruña, de Ferrol, de Asturias y de León, y a esas personas hay que pagarles el viaje, la manutención y el alojamiento, supone un gasto grande y disponemos de muy pocas ayudas». Además de en los desfiles, los integrantes de las Heroicas Alarmas también intervienen en una pequeña obra, A meiga de Ponte Sampaio, que abrió los actos del Bicentenario el pasado viernes. «Es una obra pequeña, que dura unos quince minutos y aunque solamente decimos unas palabras sueltas, nos costó mucho trabajo porque no tenemos ni idea de teatro». Amantes de la historia de su pueblo, también estuvieron investigando si tuvieron algún antepasado en la famosa contienda, pero no lo consiguieron. De todas formas, piensan que alguno habrá porque los dos son de la zona. «Mi marido es de Ponte Sampaio y yo de cerca de Arcade, y en la revuelta participaron los vecinos de toda la zona».