La agonía de las galerías comerciales

OURENSE

13 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Primero la llegada del euro y ahora la crisis económica. Los comercios ourensanos parecen encomendarse a todos los santos para que poco a poco el «género» vaya saliendo de sus establecimientos. Esta situación algo incierta del pequeño comercio en la capital se agudiza aún más para aquellos empresarios que han decidido instalarse en alguna de las más de diez galerías comerciales que existen en la ciudad. La situación de algunos de ellos va languideciendo por meses y poco a poco van aumentado el número de locales cerrados que se venden o alquilan y que no encuentran comprador en mucho tiempo.

Rolindes Cid Álvarez lleva más de 14 años en las galerías Sol, atendiendo la tienda Dunia. «Aburridas», comenta cuando se le pregunta sobre cómo van las cosas. Asegura que muchas de las galerías se utilizan únicamente de paso entre las calles. «Antes había mucha más gente. Las ventas comenzaron a bajar desde lo del euro. Además esta galería no tiene ni paso para minusválidos ni para carritos de niños, así que muchas madres o personas mayores ya no pasan por aquí». Es cierto. La mayoría de las galerías comerciales cuentan con escaleras que unen plantas con establecimientos y son pocas las que ofrecen una forma segura para las personas con problemas de movilidad. En Proyflem existen escaleras mecánicas y en las galerías Roma existen unas rampas que parecen trampas mortales.

«A veces ves que aquí no hay nadie y luego sales a O Paseo y la calle está a tope», relata Rolindes que asegura además que la venta ambulante les está haciendo mucho daño. «A veces veo que en la calle están vendiendo lo mismo que en mi establecimiento. Afecta mucho», comenta. En las mismas galerías se encuentra Belén de Le Galerie. Asegura que seguramente se pueden hacer cosas pero que el principal problema -en Sol como en el resto de galerías- es la falta de unión entre los comerciantes. «Hay un chico que tiene una librería infantil y a veces hace cosas para los niños», comenta para apuntar que seguramente una campaña conjunta podría hacer algo para atraer a los compradores.

Las galerías Viacambre son una de las menos perjudicadas por este abandono comercial, pero aún así las cosas han cambiado mucho en los últimos años. Cristina Barreiro, de Acibech, asegura que su gremio no ha notado para nada las ayudas del Concello ni el apoyo al comercio local. «Al revés, cada vez tenemos la necesidad de abrir más horas por culpa de los centros comerciales». Indica también que no existe unión entre los comerciantes y que muchos de los establecimientos que se encuentran en estas galerías viven gracias a una clientela fija que acude a buscar algo concreto. Roberto Blanco, de Jamoncito, en las galerías Lido (primera construida en la capita) cree que la gente está abandonando poco a poco las galerías y que uno de los motivos principales es la imagen de las mismas: descuidada, con poca luz y poco atrayente para el comprador. Excepciones las hay, pero en general las galerías viven una lenta agonía.