Jonatan Armengol es el único crítico gastronómico ciego de España: «La merluza a la gallega no existe, es algo que nos hemos inventado los de fuera»
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Nació con un 99,98 % de ceguera y ahora triunfa en redes con sus habilidades en la cocina, exponiendo su día a día con su perro Calo y demostrando que para la paternidad no existen barreras. «Le dije a mi mujer que me gustaría enseñarle a la gente que los ciegos también podemos tener hijos y criarlos», confiesa
11 dic 2025 . Actualizado a las 12:59 h.Jonatan Armengol nació con un 99,98 % de ceguera. De pequeño, su madre no le dejaba cocinar nada por el miedo a que se hiciera daño. Pero todo cambió gracias a una freidora. «Yo me independizo y me voy de Barcelona a Madrid para hacer un máster. Ahí es cuando descubro que si compro congelados y los meto en aceite, puedo ver cuando está caliente con poner la mano por encima», indica. Después de dos meses entre croquetas, varitas de merluza y «un ardor de estómago de manual», apareció en su vida el grill eléctrico. «Una amiga me dijo que podía hacer filetes y yo pensaba: “¿Y cómo sé que estarán hechos?” En realidad los pasaba tanto que cocinaba suelas de zapato, porque así me quedaba más tranquilo», bromea.
Pronto se colaron los moldes en la cocina. «En unos grandes almacenes de Madrid te ponían una pantalla como si fuese la teletienda y había anuncios de moldes de Plásticos de Galicia. Me compré unos cuantos y hacía de todo en el microondas. Podría haber escrito un libro de recetas en el microondas durante 25 años», indica.
Cada vez cocinaba más y hacía fiestas con amigos «que se lo comían todo». Ahora sus menús diarios podrían estar perfectamente en cualquier carta de restaurante con estrella Michelin. «Hoy mi mujer y mi bebé han comido sopa de gamba roja con guisantes y maíz», cuenta. En poco tiempo podrá servirlos en su nueva cocina. «Estamos acabando la obra de nuestra nueva casa y una de las cosas que hemos puesto es una isla de cocina de tres metros y medio. Así, mis amigos pueden tomarse una copita de Albariño y hablar conmigo mientras cocino», admite. Eso sí, los huevos fritos se le resisten. «Cuando llegué a Madrid no sabía ni freírlos y a día de hoy siguen sin dárseme bien», confiesa.
Ni cortarse, ni quemarse
La gastronomía gallega también le apasiona. «Toco mucho el pulpo, porque me encanta, al igual que las volandeiras o las vieiras. Cocinarlas a la plancha con su concha me parece un ejercicio de magia, porque prácticamente solo tiene aceite, un poco de sal y una gota de vino o agua», explica. Además añade un dato sobre el origen de una receta. «Siempre digo, por ejemplo, que la merluza a la gallega no existe, es una cosa que nos hemos inventado los de fuera», afirma.
«¿Y cómo haces con los cuchillos?», le pregunto. «No cortarse es tan fácil como no meter el dedo debajo del mismo. La mayoría de los chefs cortan sin mirar y de las primeras cosas que te mandan hacer en una escuela de cocina es estar una tarde entera picando cebolla. No me corto al igual que no me quemo. Tengo un canal que se llama El camino del fuego donde cocino con brasas, carbón, leña... Y nunca he necesitado crema para quemaduras», cuenta.
Jonatan es analista programador y su formación inicial es la informática, así que la fusión entre la comunicación y la gastronomía se produjo como fruto de la casualidad cuando era colaborador en la radio. «Empecé hablando de otros temas, pero me cansé y le dije al redactor jefe que lo dejaba. Él me comentó que el que se encargaba de los temas de gastronomía se marchaba. Yo por aquella época era gordito y me soltó: ‘Tú eres gordito, te gusta comer, y eres muy bueno en la radio. ¿Por qué no haces un programa de cocina?'. Lo último fue la única mentira que dijo el buen hombre», bromea. Al final le pareció una buena idea. «Si encima te gusta, como a mí, y eres un cotilla, pues juntas el hambre con las ganas de comer, nunca mejor dicho», afirma.
Manos a la brasa
¿Es cierto que los ciegos catan mejor? «Por esa época éramos un poco más raros que ahora. Aquello era un mito que todavía sigue existiendo porque se dice que tenemos mejor paladar. Puede que sea cierto en algún caso, pero yo creo que, como la vista no nos distrae, nos centramos más en la comida. Al final, cuando tú tienes un sentido menos, tu cerebro tiene una parte que o la desaprovecha o la usa para otra cosa. Entonces es más fácil acordarte de sabores, de texturas...», explica.
«Como la vista no nos distrae, nos centramos más en la comida. Al final, cuando tú tienes un sentido menos, tu cerebro tiene una parte que o la desaprovecha o la usa para otra cosa. Entonces es más fácil acordarte de sabores, de texturas...»
Su trabajo en redes surgió gracias al fuego. «Entrevisté a Juan Manuel Benayas y me invitó a una nave donde hacía unos cursos de cocina con brasas y enseñaba todos los conceptos de brasa del mundo. Al terminar, toqué un kamado japonés, que es un horno con forma de huevo utilizado en Japón con el que se puede trabajar lento. Le dije a Juan Manuel que quería uno y su respuesta fue: “Tú no puedes porque eres ciego, te vas a quemar”. Yo le contesté: “Sujétame el cubata”», bromea.
Después de eso, su mujer, Andrea, le regaló uno por su cumpleaños. «Como no tenía terraza para colocarlo, acabó en casa de mis suegros y comencé allí a practicar con él. Un día Kelly, una prima de mi mujer, me pidió si podía quedarse a verme cocinar porque le resultaba adictivo. Ahí fue cuando me preguntó: “¿Y por qué no te abres un canal de YouTube?”, y yo le respondí: “Mira, corazón, pues porque soy ciego. Aunque me pusiera un móvil delante no sabría adónde estaría enfocando”», explica.
Su canal de cocina fue poco a poco ganando adeptos. «Una becaria me propuso subir mis andanzas como crítico gastronómico y empecé a sacarle fotos a los platos de los restaurantes a los que iba. El problema es que las fotos de un ciego tienen mucha yema, es decir, ponía el dedo en medio de la cámara sin darme cuenta», bromea. La solución a sus problemas con la fotografía llegó en Navidad, cuando su mujer se pasó por una tienda de gafas. «Me regaló unas RayBan que tenían altavoces para que pudiese escuchar música y contestar llamadas. Después supimos que se podía sacar fotos y grabar con ellas», indica.
Jonatan descubrió que, aunque no viese dónde estaba enfocando, podía subir vídeos. Con la desgracia de que un día filmó lo peor que le ha pasado en la vida con un taxista. «Al llegar a Madrid a la vuelta de la luna de miel, un señor me ayudó a parar un taxi. Cuando abrió la puerta para que yo me montase, el taxista vio que era ciego, arrancó con la puerta abierta y me tiró. Nueve de cada diez son maravillosos. El problema es que cuando uno te da un palo ya estás prevenido y vas pensando en cuándo te va a tocar el siguiente», cuenta. Posteriormente, decidió subir el vídeo y se hizo viral.
«Nos quedaremos a Calo»
Una de las últimas temáticas de su perfil en redes es mostrar la paternidad. Jonatan y Andrea fueron padres de Luka, un bebé al que tiernamente llaman bollito. «Le dije a mi mujer que me gustaría enseñarle a la gente que los ciegos también podemos tener hijos y criarlos», indica. No poder verlo a través de sus ojos no es algo que le preocupe. «Yo le toco la cara, pero no necesito hacerlo para saber que es mi hijo o que le quiero. Le preguntaría a cualquiera: “¿Estáis casados con vuestra pareja por la cara o por lo que os aporta? Porque si estáis casados por la cara, la habéis fastidiado”», confiesa.
Y la comunicación con el pequeño es muy especial. «Mi hijo entendió muy rápidamente que a la madre con mirarla y sonreír la tiene conquistada, pero a mí no. Por eso ha aprendido que para llamar mi atención tiene que hacer ruiditos y hacerme entender por gestos lo que quiere», dice.
Calo, su perro guía, es como un hijo más que ejerce de hermano mayor. «Tuvo una época de príncipe destronado. Ahora lo cuida y lo vigila. Luka ha empezado a comer con la técnica del BLW [comer sólidos en lugar de purés] y ya no necesitamos aspiradora, porque lo limpia todo él», bromea.
Y para quien no lo sepa, estos perros tienen derecho a la jubilación. «A Calo le quedan entre uno y tres años para jubilarse, pero como exclusiva te cuento que se quedará con nosotros. Estamos estudiando la situación», desvela.