Fran Perea: «Yo me sumo a las bromas que se hacen sobre mí y las hago mías»

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AnaManez

Imposible olvidar su personaje en «Los Serrano» y aquel «Uno más uno son siete» que interpretaba como sintonía. Dos décadas después, y combinando su faceta de actor y músico con la de empresario, revisitó su repertorio en «Uno más uno son veinte», cuya gira hace escala el sábado 7 de septiembre en el Recorda Fest, de A Coruña

22 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Para nada es Fran Perea (Málaga, 1978) esclavo ni víctima de su pasado, por mucho que lo tenga presente. Con 25 años pasó de cero a cien en la escala del éxito gracias a su personaje de Marcos en la serie Los Serrano, en la que además interpretaba la sintonía de cabecera, aquel «Uno más uno son siete», imborrable de la memoria. Fran Perea aprovechó aquella popularidad para involucrarse en nuevos proyectos musicales, así como en el cine, la televisión e incluso en el teatro. Y reconoce que como manera de tener el control sobre toda esa actividad multidisciplinar, emprendió también su faceta de empresario.

 En el 2023, coincidiendo con el veinte aniversario de la serie, publicó Uno más uno son veinte, un disco en el que revisitaba sus éxitos con colaboraciones de otros artistas, y al tiempo emprendió una gira homónima que aún mantiene. El sábado 7 actuará en A Coruña como parte del cartel del Recorda Fest.

 —¿Qué vas a presentar en A Coruña, qué vamos a ver en el Recorda Fest?

—Son conciertos muy divertidos. Conciertos karaoke, con un ritmo frenético. Y también tienen un componente nostálgico y emocional fuerte, porque son canciones que marcaron generacionalmente a un país.

 —En el texto con el que te presentas en tu web dices «soy actor, músico y empresario». ¿Por ese orden?

—No lo sé, la verdad. No sé qué fue antes, si el huevo o la gallina (se ríe). El actor y el músico han estado presentes desde el principio. Lo de empresario ha llegado con el tiempo.

 —Da la sensación, por tu trayectoria y por los proyectos en los que te involucras, que tu faceta de empresario tiene menos que ver con ganar dinero que con mantenerte independiente y promover proyectos que te apasionen.

—Sí, efectivamente. La cultura no es el lugar donde hacer dinero como empresario, ya te voy avisando (se ríe). Yo fui el fundador del teatro Luchana y ahora tenemos también el Pavón y el teatro Quique San Francisco, pero ahí ha habido que poner mucho dinero durante muchos años y solo ahora estamos empezando a ver un poco de luz. Pero sí, es lo que tú dices, me permite decir «ahora quiero estrenar una función», y tengo un lugar donde hacerlo. También tengo mi propio sello discográfico para poder tener mi propio discurso. Desde siempre he ido creciendo buscando no depender de nadie. Que esta profesión es muy truculenta en ese sentido.

 —¿Cómo escogiste las colaboraciones que participan en el disco «Uno más uno son 20»?

—Yo tenía claro que quería hacer un disco que fuese un poco como una foto de la música pop de los últimos 20 años. Grupos que salieron en su día y que tienen también mucho que ver con series de televisión, como Despistaos o Álvaro Benito, de Pignoise; figuras de la música de aquellos años como La Oreja de Van Gogh o David Otero, de El Canto del Loco; y luego, gente joven que un día decidió dedicarse a la música quizá porque había escuchado algún tema nuestro. También quería que fuese una representación de cómo ha cambiado la música en estos años. Desde artistas como yo, que vendía 600.000 copias de un disco, a gente como Bely Basarte, que se dio a conocer en YouTube. Cuando tienes un proyecto así entre manos es cuando realmente te das cuenta de cómo ha cambiado la música.

 —Y con Rayden, por fin te salen las cuentas.

—(Se ríe) Sí, Me sale a cuenta era una canción que yo tenía claro que quería recuperar y Rayden era la persona adecuada para hacerlo. Es una canción a la que le tengo mucho cariño, porque la compuse para hablar de las cuentas de otra manera y reírme un poco de mí mismo.

 —¿Te han vacilado mucho con lo de la suma de «uno más uno son siete»?

—Sí, claro. Cuando se produce un fenómeno como el de Los Serrano, querer ir a la contra es imposible, así que yo me sumo a las bromas y las hago mías. Por ejemplo, en la portada del disco incluí lo de «Fran Perea el que lo lea».

 —¿Como te reubicas en este nuevo contexto de la industria musical?

—Abriendo mucho, mucho los sentidos, estando muy despierto y en alerta y dejándome aconsejar por gente más joven, que está conectada a esta industria de otra manera. Por supuesto, sin perder mi esencia. Al final cada uno es lo que es. Yo no puedo pretender ser Rayden o Bely Basarte porque soy otra cosa, pero sí que me dejo contagiar de su energía y de su manera de hacer las cosas.

 —He escuchado a muchos actores poco menos que renegar de los trabajos de sus inicios. Tú siempre te has manifestado orgulloso de «Los Serrano».

—Yo soy consciente de los prejuicios que ha habido respecto a ese tipo de productos, pero sería absurdo renegar de una parte de mi vida que me ha dado y me ha enseñado tanto. Yo valoro mucho la suerte que he tenido de poder vivir una cosa así.

 —¿Crees que sería posible hacer hoy una serie con la repercusión y la trascendencia social de «Los Serrano»?

—Sería complicado porque los formatos televisivos han cambiado mucho. Ahora los creadores trabajan para targets muy concretos. Ya no hay una serie para toda la familia. Y el éxito de Los Serrano residió precisamente en que era una serie que estaba muy bien hecha y que la veía desde el abuelo al nieto.

 —Por cierto, el personaje de Marcos se ha reivindicado mucho con el paso del tiempo.

—Sí, y me alegra. Porque era un personaje que tenía sensibilidad, que renegaba del garrulismo predominante en la familia... Sí, sí, era un visionario.

 —Antes de este disco publicaste un epé que se titulaba «Canciones para salvarme». ¿De qué te han salvado las canciones?

—De todo. La música tiene esa condición salvadora. Mira, cuando hice ese disco le pedí a la gente que me mandase una canción que le hubiese salvado la vida y me explicase su historia, y luego hice una lista de Spotify con esas canciones y esas historias. Fue sobrecogedor y me demostró que el poder que tiene la música es incalculable.

 —¿Y qué tienes ahora en tu «playlist» de Spotify?

—Me he dejado contagiar mucho por la gente que se ha venido conmigo al disco. Escucho mucho a Las Ginebras, el disco nuevo de Rozalén, Robe, Jorge Drexler, Veintiuno... Es una playlist muy variada y con música en español predominantemente.