Gonzalo Bernardos, economista: «A la clase media española le han puesto una dieta obligada y ha perdido 20 kilos»

YES

¿Cobrar 1.500 euros ya no es un sueldo medio?, ¿cuánto poder adquisitivo hemos perdido en apenas dos años?, ¿qué pasará con los alquileres? Bernardos te resuelve todas estas dudas: «Habrá una guerra hipotecaria que hará que las cosas vayan mejor»

29 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Gonzalo Bernardos es uno de los economistas más populares de este país. Es habitual ver a este doctor en Economía por la Universidad de Barcelona en numerosas tertulias televisivas dando su opinión sobre todo lo relacionado con lo que les toca el bolsillo a los españoles. Y como a la mayoría se nos ha hecho un boquete en la hucha, queremos saber su opinión sobre la actual situación.

—El salario mínimo ha subido hasta los 1.134 euros, pero ¿y el medio?, ¿también ha subido?

—Bueno, hay un efecto arrastre. La subida del salario mínimo es la referencia principal, junto con la inflación, para los salarios más bajos. Cuanto más sube el salario mínimo, más tienden a subir los salarios más bajos. No obstante, el salario mínimo ha subido tanto que los salarios más bajos han subido bastante menos y se han aclimatado al salario mínimo. Es decir, dos millones y medio de personas cobran ya el salario mínimo, y antes eran bastantes menos. Y esto también es una manera de decir que el Gobierno apuesta por otro modelo laboral. Un modelo que no esté basado única y exclusivamente en pagar poco a los trabajadores.

—¿En qué consiste ese nuevo modelo?

—Hasta ahora la principal finalidad como empresario, en empresas pequeñas, es pagar poco. Entonces, los productos o servicios que puedas dar de calidad no importan. Lo que importa es que sea barato. Y esto redunda en que muchísimas personas tengan problemas para llegar a final de mes, aunque tengan trabajo a tiempo completo. A su vez, genera una situación en la que la demanda interior es bastante más baja, porque las familias tienen poco poder adquisitivo y se forma un círculo vicioso. La intención es hacer lo contrario. Se intenta cambiar la forma de pagar a los trabajadores, que las empresas en lugar de mirar solo el lado de los costes, miren también el lado de los ingresos y, aunque los costes sean superiores, produzcan con mayor calidad y ofrezcan mejores servicios para que puedan seguir siendo viables a través de los ingresos.

—Antes, cobrar 1.500 euros era un salario medio, ¿ahora también?

—El salario medio anual son 26.000 euros. Si lo divides por 14 pagas, te da el salario más frecuente neto que ronda los 1.300 euros. Como te puedes imaginar, es un salario muy bajo para personas que vivan en grandes y medianas ciudades. Además, comparativamente con los países de nuestro entorno, exceptuando Portugal, es bastante inferior.

—¿Por qué?

—Porque la aplicación de la austeridad en el 2010 por parte de Europa y las lecciones, entre comillas, de Alemania eran las siguientes: «Que España debía salir de la crisis a través de exportar más; que para exportar más sus productos debían ser mucho más baratos y, por lo tanto, había que imponer una reforma laboral que provocara una bajada de los salarios». También había que mantenerlos bajos durante mucho tiempo, a través de dividir un puesto de trabajo en varios y aumentar notoriamente el número de temporales y el de personas a tiempo parcial. En cierta medida esto es la reforma hard de Alemania en el 2004. Pero aquí fue más dura.

—¿Qué consecuencias tuvo?

—Hundir los salarios, sobre todo, de aquellas personas que perdieron los privilegios que tenían. Hay un gran perjudicado, que es aquella persona que pierde el trabajo y que se va al paro. Y que cuando encuentra otro, ya cobra bastante menos que en el anterior. Y, sobre todo, tiene también muy poca capacidad de subir, porque los salarios difícilmente superan la inflación durante toda la década pasada.

—¿No debería haber una subida equiparable del salario medio con el mínimo?

—No lo permite el mercado laboral. Hay un salario mínimo que está regulado, pero el resto de los salarios son por decisión del empresario o por un acuerdo entre los representantes de los trabajadores y los empresarios. Se fijan en convenio. Los sindicatos tienen una carta comodín, que es el salario mínimo, pero cuando negocian quieren una subida, pero sin afectar al empleo. Y si los empresarios dicen que con ese incremento tienen que despedir a gente, pues van reduciendo la subida. Si no me falla la memoria, en el 2022 los salarios en convenio subieron un 3,5 %, pero la inflación fue del 8,4 %. Se perdió mucho poder adquisitivo.

—¿Cuánto poder adquisitivo hemos perdido desde el inicio de la guerra de Ucrania?

—En el 2022 perdimos aproximadamente un 4,7 %, que es la mayor pérdida de poder adquisitivo desde la llegada de la democracia. Nunca en un año se ha perdido tanto.

—¿Y en el 2023?

—En el 2023 no hemos perdido poder adquisitivo. Creo que la inflación media y la subida salarial es más o menos igual.

—¿Qué va a pasar este año?

—Este año el IPC se va a hundir. Va a bajar bastante. Tiene como repercusión negativa la subida de impuestos, pero se ha hundido el precio de la electricidad, el del gas, el de los alimentos en los mercados mundiales lleva 11 meses consecutivos bajando.... Entonces, va a provocar una caída de la inflación. Además, la mala situación de la mayor parte de los países del mundo, (de los seis primeros cuatro están muy mal, que son China, Japón, Alemania y el Reino Unido), hace que la demanda mundial sea relativamente baja. Esto provoca que la inflación también baje y que los salarios firmados en convenio puedan conseguir hasta un punto más de ganancia de poder adquisitivo.

—¿Entonces, este año podremos ganar un 1 % de poder adquisitivo?

—Sí.

—¿Qué pasará este año con el euríbor?

—El Banco Central Europeo lo hace muy mal y siempre llega tarde. Entonces, hay una desinflación clarísima y los tipos de interés a final de año estarán como mucho en el 3,5 %. Pero lo que va a suceder, que ya se empieza a ver, es que va a haber una guerra hipotecaria. Y, por lo tanto, un mayorista te puede encontrar con tipos de interés fácilmente entre el 2 y el 2,3 % fijo a 30 años.

—¿En un mayorista?

—Un mayorista es un bróker digital. Yo, por ejemplo, se lo recomiendo a la gente a la que le ha subido mucho la hipoteca a ver si les sale a cuenta cambiarse, que yo creo que sí. Indiscutiblemente, esto va a impulsar el mercado inmobiliario y va a hacer que las cosas vayan mejor también en la economía española. Y, sobre todo, va a ser de ayuda para muchas familias que, en su momento, se despistaron, no estuvieron atentas y no se cambiaron al chollo que era la hipoteca en el 2021 y el 2022.

—¿Se está viviendo una burbuja con los precios de los alquileres?

—Burbuja técnicamente no, porque hablamos de burbuja cuando tú juegas con crédito. Lo que sí hay es una grandísima subida, porque ha aumentado mucho la demanda y no lo ha hecho la oferta. Y, sobre todo, porque no ha habido traspaso de muchos jóvenes del alquiler a la venta. En estas circunstancias, los sucesivos Gobiernos de las comunidades autónomas y del Gobierno central no han hecho nada. No han hecho viviendas de protección oficial de alquiler. Y si aplicas un control de precios, te va a pasar lo de siempre, que no es otra cosa que que disminuya la rotación de viviendas y haya menos oferta. Y al haber menos oferta, el propietario siempre tiene la sartén por el mango y aparece un mercado negro en el que los precios incluso son superiores al mercado libre. Para parar esto hay dos maneras, que se subsidien los alquileres y que se hagan muchas más viviendas de protección oficial. Son las dos únicas soluciones que hay. Pero ya llega tarde, muy tarde.

—¿Entonces los precios de los alquileres seguirán por las nubes en los próximos cuatro años?

—Yo diría que bastantes más.

—¿La clase media ha perdido tanto poder adquisitivo que se puede decir que ha desaparecido?

—Yo no diría que ha desaparecido, pero sí que ha adelgazado muchísimo. Le han puesto una dieta obligada y ha perdido 20 kilos.

—Del ahorro ya ni hablamos.

—Se ahorra, pero solo unos pocos. No se puede ahorrar porque este es un país para gente mayor. Las pensiones, comparativamente con Europa, son muy generosas en España. Un jubilado español cobra más que un jubilado alemán, pero la gente joven lo está pasando fatal.