UNA POR VINO EN A CORUÑA
Con la hora de los vinos del mediodía y el momento de las cañas de después de trabajar —el orden de estos factores puede alterarse con total libertad— la jamonería Alameda se convierte en un ir venir de bandejas llenas de pinchos que sientan de maravilla con cada sorbo de la consumición. «Es algo que hacemos desde siempre. Los vinos no caen igual de bien con el estómago vacío. ¿A quién no le gusta disfrutar de un pequeño bocado con el aperitivo?», comenta Rosa Rosende, que junto a su primo Kevin Couto dirige este acogedor local del centro de A Coruña. A las mesas no solo llegan cantidad, sino también variedad de tapas. Un viernes cualquiera (por ejemplo), con la primera bebida que se pide bien pueden caer unos callos y unas patatas. Si se suma una segunda, es fácil que esta llegue a la mesa acompañada de jamón asado, patatas y aceitunas. ¿Tercer vino? Pues ensaladilla y algo de embutido. Con armónica cadencia y sin repetir, para que el cliente no se aburra. «No es la primera vez que alguien que venía con la idea de tomarse solo un vino vea en la mesa de al lado otra tapa que le entra por el ojo y acabe bebiéndose dos o tres más», asegura con cierto humor. Intentan tener un pincho fijo cada día: lentejas, fabada, choupa, potajes… pero los viernes, al igual que el resto del fin de semana, los callos son los protagonistas. «Los hacemos todo el año, haga frío o calor», sentencia. Y ¡bendita costumbre!
DE SORPRESA EN VILAGARCÍA
En el corazón de la zona de vinos de Vilagarcía se ubica uno de los locales de tapeo (en realidad son dos, contiguos) más concurridos de la ciudad. Su nombre es suficientemente elocuente: Doña Tapa. Y a fe que hace honor al mismo. «Gústanos que a xente veña coa idea de que a tapa vai ser xenerosa e agradecida», explica Manuel Galiñanes, quien junto a su esposa, Merchi González, regenta esta casa de comidas desde el 2006. Y efectivamente, quien se acerque a Doña Tapa con esa idea no saldrá defraudado.