Carmen Aba, especialista en Digestivo: «En Galicia hay más crohn, y no se sabe por qué»

La Voz

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Las infecciones intestinales, y en concreto las gastroenteritis agudas, son la patología digestiva por excelencia del verano, asegura la doctora, pero advierte: «La alimentación y el estrés está produciendo una explosión de pacientes con colon irritable»

08 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay que temerle a las endoscopias, indica la doctora Carmen Aba. La especialista del servicio de Aparato Digestivo del Hospital Quironsalud A Coruña, indica que el cáncer de colon es el de mayor incidencia, a pesar de los años que transcurren entre el pólipo, detectable y extirpable en la propia endoscopia, hasta su desarrollo. Nuestra dieta y estilo de vida, insiste, tienen mucho que ver. Incluso ha extraído algún que otro resto de marisco: «No es la primera vez que quitamos una concha de mejillón, de almeja… Por esas fiestas en las que es más frecuente cometer excesos alimenticios, y más en Galicia». Unas celebraciones que van a menos en pandemia, como también las urgencias de ese tipo. Lo que sí aumenta en esta época del año son los procesos infecciosos por virus y bacterias. Conviene tener cuidado con la comida en la playa, y tampoco debemos cenar ese filete empanado que quedó del mediodía: «Que no nos dé pena, es mejor tirarlo que pasar una semana o dos muy malitos».

—¿Cuáles son los problemas digestivos más frecuentes en verano?

—La patología por excelencia es la gastroenteritis infecciosa. Al igual que en invierno son las infecciones respiratorias, en verano lo son las intestinales. Nosotros, como gastroenterólogos, no las tratamos tanto, porque suelen ser atendidas por el médico de familia o por los servicios de urgencias. Son procesos agudos, la mayoría autolimitados, con una duración media de entre 48 horas y siete días a lo sumo. La gastroenteritis infecciosa suele producirse por un virus y alguna bacteria, y frecuentemente no se llega a saber el agente causal. Tampoco tiene mucho interés, porque son autolimitadas y con tratamiento simplemente sintomático y de reposición del agua, las sales y el azúcar que se pueden perder con los vómitos y las diarreas, que son los síntomas principales, se suelen resolver solas. También se producen por bacterias, principalmente por la salmonela, E. coli o Campylobacter.

—¿Por qué hay tantas estos meses?

—Porque tomamos muchos alimentos más frescos, sin cocinar, con lo cual las bacterias y los virus no están sometidos al calor de la cocción y sobreviven. A veces, tampoco desinfectamos como se debe lo que comemos, como puede ser una ensalada, frutas o verduras. Y luego está el calor ambiental, que no es suficiente para destruir estas bacterias, pero sí que es muy beneficioso para que se reproduzcan. Normalmente, no nos da problemas, pero con los ancianos y los pacientes debilitados tenemos que tener muchísimo cuidado.

—¿Influye el empacho de comida y bebida en vacaciones?

—Nosotros, al no estar en la primera línea como los médicos de urgencias, quizás no notamos tanto ese cambio según la época del año. Pero sí que es verdad que, fíjate, no vemos tantas impactaciones alimentarias -cuerpos extraños en el esófago- por la situación pandémica en la que nos encontramos, ya que hemos minimizado nuestros encuentros sociales. A lo mejor con el coronavirus no hacemos tanta fiesta, tantas comilonas, pero sí que recuerdo que hace años, en verano, era más frecuente que nos reclamaran como endoscopistas de guardia para resolver alguna impactación alimentaria por comer rápido, a veces incluso con las conchas de los moluscos. No es la primera vez que quitamos una concha de mejillón, de almeja… Por esas fiestas en las que es más frecuente cometer excesos alimenticios, y más en Galicia, donde el aspecto gastronómico en épocas vacacionales cobra una gran importancia.

—El malestar estomacal es muy frecuente, sin embargo muchos pacientes no llegan a vosotros. ¿A qué se debe?

—Fuera del período estival, las alteraciones intestinales de diarrea, estreñimiento, etcétera, son frecuentísimas en la población. Y más en el medio en el que nos movemos, es decir, población desarrollada, siglo XXI, estrés… Todo esto está haciendo mucho efecto, no se lleva una alimentación demasiado sana, y eso está produciendo una explosión de pacientes con colon irritable importante. En la consulta de Digestivo se hace una valoración adecuada de estos pacientes. Lo determinamos en función de su historia, la edad, los antecedentes personales y familiares, y lo que nos cuente. ¿Hay que ir a la colonoscopia siempre? No. Hay que llegar a ella cuando son pacientes con una edad superior a 50 años o cuando hay algún síntoma clínico de alarma, como puede ser un sangrado en heces, fiebre, o algún signo en analíticas de sangre y de heces.

—Hay cierto miedo a la colonoscopia.

—No hay que tenerle miedo en absoluto, porque hoy la medicina en España es de las mejores del mundo, y los especialistas en Digestivo tienen muy buena formación como endoscopistas, con medios diagnósticos y humanos de una gran calidad. Además, la normalidad es hacerla bajo sedación, que a los pacientes les alivia mucho y les ha quitado el miedo. Yo en el año 97, cuando empecé la especialidad, y no se sedaba a los pacientes, oía los gritos y decía: «¿Dónde me he metido?». Y en cambio, hoy en día el paciente no se entera de la exploración, o las molestias son mínimas y totalmente tolerables. Yo, un poco de broma, siempre les digo: «Cuando se acabe la prueba, me vas a decir que no valía la pena haberse agobiado tanto». Todos me lo dicen. Lo que más les molesta es tomar el laxante para limpiar el intestino y poder explorar el colon.

—¿Qué es lo que más encontráis?

—Lo que más nos encontramos son pólipos, debido a que las campañas de detección del cáncer de colón están funcionando muy bien. La mayoría de las veces lo que se está buscando es encontrar esas pequeñas lesiones que llamamos pólipos, que en principio son benignas, pero que, si no las extirpamos, con el tiempo pueden malignizar, en función del punto en el que encuentres ese pólipo. La extirpación endoscópica, en el 90 % de los casos, es supersencilla y se hace en la misma exploración de la primera colonoscopia. Los pólipos son muy comunes, realmente el cáncer de colon es el más frecuente hoy en día, y el que más se puede prevenir.

—¿No es una contradicción?

—Es una paradoja, porque tienes un período previo con pólipos benignos sobre los que puedes actuar para evitarlo, y en cambio hay mucho cáncer de colon.

—¿Qué falla entonces?

—La genética la hemos tenido siempre, los genes son igual ahora que hace cien años. Lo que falla son los factores ambientales, que unas veces nosotros no controlamos y otras sí, pero no los evitamos, como el tabaco, el alcohol y una mala alimentación con productos procesados, grasas saturadas y azúcares. En eso estamos encontrando claramente que hay interacción.

—¿Están aumentando los pacientes de Crohn o se habla más de la enfermedad?

—Hay más y se habla más. Los últimos estudios dicen que la incidencia de la enfermedad inflamatoria intestinal está aumentando en todos los países occidentales, y Galicia especialmente es una zona de alta incidencia. No se sabe por qué, pero sí que lo es. Los signos de alarma de la enfermedad de Crohn o de la colitis ulcerosa son el cambio en la forma de hacer de vientre, sobre todo con la diarrea, con dolor abdominal y sangre en las heces. Si ocurre en una persona mayor de 50 años, piensas en un cáncer de colon. Pero en pacientes jóvenes, piensas más en una enfermedad inflamatoria intestinal. Para diagnosticarlo hay que hacer una colonoscopia siempre, pero la causa exacta de ambas no se sabe.

—La gastroscopia también impone.

—Sí, también es la gran temida. Pero es una prueba más cortita que una colonoscopia, se ve un tramo más corto del tubo digestivo. Las hacemos también con sedación, porque es desagradable. No podemos decir que sea dolorosa, pero sí nauseosa.

—¿Qué veis más en una gastroscopia?

—Lo más frecuente, y eso sí que tiene que ver con nuestra forma de comer y de beber, es la esofagitis con reflujo gastroesofágico, y las gastritis. Las úlceras están disminuyendo, probablemente por la toma tan extendida de omeprazol en la población. En cuanto a procesos cancerosos, está aumentando el de cáncer de esófago asociado al reflujo y a lo que llamamos el esófago de Barrett, que es como una situación precancerosa que, si la dejamos evolucionar sin tratamiento, puede desembocar en uno. El esófago no es reemplazable. Yo tengo un problema en el colon y me pueden cortar un trocito, pero del esófago no. Sí un trocito muy pequeñito, pero con cirugías muy complejas. Hay que cuidarlo muchísimo.