Alba Flores: «Nairobi es muchísimo más valiente y explosiva que yo»

Carolina Jerez / S. F

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La actriz se ha convertido en todo un referente para las mujeres gracias a su interpretación en «La Casa de Papel», que el viernes 3 estrena su cuarta temporada: «Me inspiré en una urraca que desde el árbol venía a robar a casa de mi madre»

02 abr 2020 . Actualizado a las 21:21 h.

Amante de la lectura y de los juegos de mesa, asegura que se inspiró en un pájaro para crear el personaje de Nairobi, pero que no sabe si podría actuar sin música. A pesar de la fama mundial que le trajo La Casa de Papel, Alba Flores intenta tener los pies en la tierra y tomarse este éxito como algo que en algún momento dejará de ocurrir. Amante de la música, asegura que no es capaz de rodar si antes no ha escuchado algún tema que le inspire. «Con Nairobi me he puesto mucho bakalao de los noventa; a las siete de la mañana tenía que motivarme con algo que me diera esa energía que ella tiene en cada escena», asegura Alba, que fue quien le sugirió al director mirar a la cámara para decir la frase que define a su personaje: «Que empiece el matriarcado». 

-Pues empecemos con lo que todos nos llevamos preguntando varios meses: ¿Qué va a pasar con Nairobi en esta nueva temporada de «La Casa de Papel»?

-(Ríe) Pues, la pregunta del millón. Habrá que verlo para saberlo. Yo no puedo decir mucho, la verdad…

-Pero ¿qué crees que va a generar en el público?

-Creo que va a ser muy inesperado todo lo que ocurre. Muy inesperado…

-¿Hay algo que diferencie esta nueva temporada de las anteriores?

-Precisamente eso. Es una temporada que está jugando con la expectativa, pero para hacer todo lo contrario a lo que se pueda esperar. 

-De las temporadas que ya hemos visto, ¿cuál ha sido la más difícil de rodar?

-De las que ya habéis visto yo creo que la más difícil ha sido la tercera. 

-¿Alguna escena?

-Sin duda. Sí, todo el final fue muy difícil. Todo el asunto del disparo era complicadísimo técnicamente. Yo acababa llena de sangre en cada toma, y entre toma y toma me tenía que ir, ducharme, volver a cero, y eso fue muy difícil. Normalmente cuando repetimos tomas no pasa tanto tiempo, pasan como mucho 20 minutos. Pero para esa escena eran como 50 minutos de proceso para volver. 

-Estar en una escena como esa ¿te genera también cierto desgaste emocional?

-Bueno, yo creo que los actores estamos entrenados para eso, lo que lo hace menos complicado. Estamos muy acostumbrados a ensayar y bastante preparados. 

-¿Cuáles fueron las mayores diferencias que viste desde que empezaste a trabajar bajo el sello de Netflix?

-Se notó una subida de presupuesto. Nos llevaron a viajar por medio mundo a muchos y eso ya marca una diferencia. En un presupuesto de una serie española es difícil que se pueda rodar en otros países. Y, aparte, hubo como un derroche de imaginación del guion. Se notaba que les habían dado barra libre a los guionistas para poder ir a fondo y proponer cosas muy locas. 

-¿Cómo ha repercutido esto en ti? ¿Cómo se maneja una fama a nivel mundial?

-En eso estoy, aprendiendo a ver cómo se maneja. También soy muy consciente de que esto va por picos y por oleadas. Ahora mismo nosotros estamos como en la cresta del asunto y en algún momento dejará de ocurrir. Pero mientras estemos así, pues tratando de llevarlo con los pies en la tierra, con mucha consciencia y con mucho agradecimiento también a que a la gente le guste el trabajo. 

-¿Cómo ha sido el crecimiento del equipo de «La Casa de Papel» a lo largo de estas cuatro temporadas?

-Nosotros venimos rodando con el mismo equipo técnico, prácticamente. Eso a mí me gusta mucho porque es una sensación de que este es mi equipo. Somos una especie de familia y nos entendemos muy bien. Y luego, yo creo que las nuevas incorporaciones han encajado perfectamente. Alegra mucho que entre sangre nueva, sobre todo en el elenco. Encima, con los pedazos de actores que han entrado. Da mucho gusto actuar con alguien nuevo.

-¿Hay alguna persona del elenco con la que tengas más afinidad?

-En general, somos bastante afines todos con todos. He echado mucho de menos a Pedro (Berlín). Con él siempre hemos trabajado muy bien juntos, y ya está visto que en estas últimas temporadas no nos ha tocado compartir. Ojalá volvamos a coincidir. 

-Yo creo que todos esperamos eso.

-(Ríe). 

-Si tuvieras que interpretar a otro personaje de la serie, ¿cuál sería?

-Si tuviera que interpretar… es que yo creo que todo el mundo lo hace tan bien... A mí me encanta Arturito, siempre lo digo. Me parece divertidísimo ese personaje y supercontradictorio. Lo que pasa es que no creo que lo pudiese hacer ni remotamente igual de bien que lo hace Enrique Arce. 

-A pesar de que es un personaje súper odiado.

-Sí, es que esos personajes que producen reacciones tan primarias en el espectador son envidiables, ¿no? A mí me gustan mucho. 

-Como Alba, ¿hay algún personaje de «La Casa de Papel» con el que te identifiques más?

-¡Ay, no sé! Nunca lo había pensado, la verdad… Yo creo que Estocolmo somos todos, ¿no? Porque es algo que todos hemos sufrido con esta serie, de enamorarnos de los personajes, de nuestros secuestradores. Seguramente a Estocolmo todo el mundo lo podría identificar. 

-Sabemos que tus raíces te inspiraron un poco a construir tu personaje de «Vis a Vis». ¿Qué te ayudó a construir el personaje de Nairobi?

-Muchas cosas. Para construir un personaje yo normalmente parto de lo que conozco, hacia lo que no conozco. En el caso de Saray, sí que podía conocer algo de su background pero no tenía ni idea de cómo era la vida en la cárcel y eso tuve que investigarlo. Y en el caso de Nairobi, la verdad es que partí de una cosa muy tonta. Partí de un animal, de una urraca que vivía en un árbol al lado de casa de mi madre, que cuando puede se cuela adentro y nos roba. Porque a las urracas les gustan las cosas brillantes y roban (ríe). Y empecé tal cual, imitando a ese pájaro. De ahí comencé a añadir cosas, inspiraciones. Ahora mismo no sabría decirte de qué está hecho el personaje porque está hecho de muchas cosas, después de tanto tiempo… 

-Pero sin duda es un personaje que cautivó a todo el público.

-Estoy muy contenta, la verdad. Nunca lo pensé. Había muchas decisiones

«Me encantaría trabajar con Oliver Laxe, me encanta su cine»

Con el personaje que eran muy arriesgadas, muy extremas. A mí me apetecía hacerlo así, sin saber muy bien cómo le iba a caer al público, y resulta que es un personaje muy querido que a la gente le gusta seguirle la pista. Eso es un regalo. 

-¿Cuánto de Alba Flores hay en Nairobi?

-Yo le presto todo lo que puedo, todo lo que requiera de mí, se lo he ido prestando. Desde mi cuerpo, mi voz y mis emociones. Ahora, creo que sí somos diferentes. 

-¿En qué se diferencian?

-¡Uy! Mucho. Yo creo que ella es muchísimo más valiente y también muchísimo más explosiva que yo. 

-Sí que lo hemos visto. Pero al final de la tercera temporada vimos a Nairobi distrayéndose por causa de su hijo, lo que nos dejó a todos sufriendo. Si la debilidad de Nairobi es su hijo, ¿cuál es la tuya?

-A ver, distrayéndose no. Es que le hicieron un poco un juego sucio… ¡Pobrecita! Pues… ¿Mi debilidad? Creo que ir demasiado rápido y darle demasiadas vueltas a la cabeza, como todos en este mundo en que vivimos. 

-No sé si escuchaste el nuevo disco de Bad Bunny. Hay una canción en la que dice: «A los hombres los tiene de hobby /una mal criada como Nairobi». ¿Qué opinaría Nairobi al respecto?

-¡Nairobi opinaría que ojalá fuera verdad que ella tuviese a los hombres de hobby! (Ríe) Porque a la pobre no le va muy bien en lo que viene a ser los ligues. No sé si os habéis dado cuenta, pero vamos, la pobrecita no tiene mucho éxito con los hombres. 

-Es verdad. ¿Y crees que le habría gustado estar en una letra de Bad Bunny?

-Hombre, estoy segura de que la habría bailado porque es muy bailonga. 

-Yo también me lo imaginé, pero tenía que preguntártelo a ti.

(Ríe). 

-Para el rodaje de la ya famosa frase «Que empiece el matriarcado», ¿por qué le sugeriste al director grabarla mirando a la cámara? ¿Qué te pasó con ella?

-Yo creo que era un mensaje muy potente. Cuando lo estaba rodando sabía que lo que contenía, no era inconsciente para nada, pero sobre todo tanto él como yo pensamos que era un momento muy, muy potente en la línea del arco del personaje y que era importante hacer un buen cliffhanger ahí, porque está al final del capítulo. Hay una ley no escrita del cine y la televisión: uno nunca mira a cámara. Y yo lo quise cambiar, se lo sugerí porque sentí que para darle fuerza al personaje y a lo que decía, estaba muy bien que mirase directamente al espectador y también para darle una especie de guiño al mundo, ¿no? Y parece que trascendió, ja, ja. 

-Sí, totalmente. Se ve en todas las manifestaciones feministas.

-Sí, sí, sí que se ve. Esto para mí es alucinante. La verdad, en el momento de hacerlo, yo nunca pensé que fuese a coger esa dimensión. Yo me siento muy honrada. Y también pienso qué pena, porque luego el personaje no se consigue sostener, pronto la quitan del mando, pero bueno… Yo creo que esa frase, más allá de la trama, ha quedado ahí para el imaginario colectivo y para mí es un honor. 

-En este ámbito, ¿cómo consideras que está posicionada la mujer en España y en el mundo en el contexto laboral?

-Yo creo que, en general, en el mundo todavía quedan por conquistar muchos derechos, y en España también, dentro del ámbito laboral y en muchos otros. Creo que precisamente las menos privilegiadas son las que más necesitan de la fuerza del conjunto para que esta sea una sociedad más igualitaria. 

-¿Crees que de alguna manera esta frase de Nairobi está ayudando a esto?

-Hombre, yo creo que ayudan más muchísimas otras cosas. Pero bueno, es la pequeña contribución que hace ese personaje, ¿no? 

-Volvamos a tus personajes. Ya has hecho de presa y de fugitiva. ¿Te gustaría estar del otro lado? ¿De detective, o siendo la chica buena?

-Me encantaría estar en todos los lados posibles. Sigo teniendo mucha vocación por esta profesión y quiero convertirme en otras personas. Así que por supuesto, me encantaría. Como ha hecho Najwa, de criminal en Vis a Vis, a policía en La Casa de Papel. 

-Sí, y generó un sentimiento un poco extraño verla embarazada ahí, siendo tan mala, era un poco «creepy».

-(Ríe). 

-Sabemos que tú escuchas música antes de interpretar una escena. ¿En qué te ayuda esto?

-Muchísimo, muchísimo, muchísimo. Yo no sé si podría actuar, o sabría actuar, sin música. A mí, por lo menos, me ayuda mucho a cambiarme el estado de ánimo y así ponerme en el ánimo que necesito para hacer la secuencia, en el estado en el que está el personaje. También en el ambiente, la energía. Imagínate, si tú vienes de tu casa a las siete de la mañana y tienes que hacer una escena de acción… para mí es importantísimo ponerme una música que me suba las pulsaciones, que me ponga en situación.

-¿Qué tipo de música escuchas en ese caso?

- Depende de lo que requiera la escena. Pero recuerdo que con Nairobi he escuchado mucho bakalao de los noventa (ríe), porque ese ritmo mecánico y alegre, que es muy fuerte, me ayudaba mucho a meterme en el mundo de Nairobi y a darle esa energía, ese ritmo. 

-Y a ti, ¿qué música te gusta escuchar en el día a día?

- Hombre, de todo un poco, pero soy bastante más tranquilita. Me gustan mucho María Arnal i Marcel Bagés. Es antiguo este disco que te estoy diciendo, pero lo llevo escuchando muchísimo. Y luego, por ejemplo, me encanta Gata Cattana que es una rapera que falleció hace tres años pero sigo escuchando su música porque me parece súper inspiradora. 

-¿Alguna letra en especial que te inspire?

-Lisístrata, de Gata Cattana.

-¿Te ha gustado trabajar en musicales?

-Sí, sí, porque me gusta mucho la posibilidad de mezclar diferentes artes en un mismo formato. Eso me parece que es divertidísimo y a mí me encanta hacerlo. 

-¿Qué otro tipo de trabajo te gustaría realizar?

-Me encantaría en algún momento hacer algo de cine, por supuesto. 

-¿Quizás Hollywood?

-Si tiene que ser Hollywood, pues que sea Hollywood, pero creo que aquí en España hacen también cosas muy interesantes. Hay muchos directores y directoras con las que me gustaría trabajar, sin irme tan lejos. Por ejemplo, Oliver Laxe me gusta mucho, el director de O que arde, y Carla Simón, la de Verano de 1993.

 -¿Y algo que te guste hacer, fuera de la actuación? ¿Alguna faceta que no conozcamos de ti?

-Leo muchísimo, y luego, me gusta mucho jugar. Me encanta jugar a juegos de mesa, me encanta, me excita (ríe).

 -¿El hecho de sentarse ahí con amigos, familia?

-Exactamente. Los lobos, es un juego que me excita. 

-¿Y tienes algún placer culpable?

-¿Por qué tiene que ser culpable? (Ríe) No soy mucho de placeres culpables, la verdad… Bueno, si, te voy a decir uno. Me encanta ver estos documentales de crímenes reales con juicios y tal. Sí, me gusta, me da mucho material para hacer personajes, para actuar.

 -Yo creo que a todos. Son viciosos.

-¡Sí! Ja, ja, ja. 

-De los personajes que has hecho en tu carrera, ¿cuál es el que más te ha gustado hasta ahora?

-Ay, no sé si podría decidir. Fíjate, pues, el más humilde, que yo creo que es el personaje que estoy haciendo ahora con mi compañía de teatro La Extraña Compañía. Estamos haciendo La excepción y la regla de Bertolt Brecht. Es una compañía que hemos montado con unas compañeras y la estamos sacando adelante ahí a pulso. Precisamente por eso valoro cada día que me subo al escenario a hacer esa función. 

-¿Es un desafío? ¿Algo más propio?

-Hombre, viene de unos trabajos de investigación que dirige Catalina Lladó. Para mí es un proyecto personal en el que estoy inmersa y tengo ahí puesto el corazón. 

-¿Qué le dirías a la gente para invitarla a ver la cuarta temporada de «La Casa de Papel»?

-No sé si les hace falta invitación porque está todo el mundo deseando verla, pero lo que sí diría es sobre todo que la disfruten. Me gustaría mucho que la disfrutaran y que se dejasen un poco vapulear por la historia. Que la disfruten mucho.