Eso de «papá, quiero ser youtuber», forma parte del pasado. Porque quizás no lo sepas, pero te has quedado muy atrás. El futuro ahora pasa por ser tiktoker, y a la vista está que el negocio funciona. Este fin de semana quedó claro en La Casa del Libro de Santiago, desde donde informó nuestra compañera Patricia Calveiro de que una joven de 19 años agotó en solo media hora las 450 entradas disponibles para la presentación de su segundo libro.
Ya en el 2018, contamos en la revista YES que el Tik Tok, una app china de edición de vídeos musicales, había engullido a su predecesora musical.ly y era récord mundial de descargas. Incluso descubrimos el estilo de baile que se inventaron los chavales, el finger tutting, que engloba una infinidad de coreografías con los dedos. El fenómeno no ha hecho más que extenderse, hasta el punto de que hoy el Tik Tok es trending topic en toda casa de preadolescentes. El Fortnite de los móviles. Pero toca recordar que estamos hablando de una red social que rebaja la edad mínima a los 13 años y de la que, en realidad, muchos niños empiezan a disfrutar desde los 10. Ahí dentro tienen su propio perfil y un lienzo en blanco para comentar y ser comentados. Basta echar un vistazo para comprobar la infinidad de publicaciones en las que el bullying y los montajes insinuantes reinan entre chavales que no tienen ni idea de las consecuencias de su exposición... ni de ser tiktokers.